De emigración a inmigración

A finales de los 80 España e Italia pasan de ser emigrantes a receptores y la inmigración es aceptada, e incluso protegida, por países como estados unidos, reino unido y por la que cuando la ONU realiza un estudio el año 2000: “reemplazo migratorio. ¿Es esta una solución para pueblos en declive y envejecimiento? ”. Y en el año 2016 la OECD hace un llamamiento para reforzar las políticas de integración de inmigrantes frente a las reacciones anti- inmigración.

En España el efecto llamada tiene su máximo apoyo con la llegada al puerto de valencia el 17 de junio de 2018 del buque Nautilus y otros dos con 629 inmigrantes a bordo con gran publicidad por parte de TVE y del controvertido padre Ángel que declara: “bendito efecto llamada”. Pero Europa, estados unidos y Gran Bretaña rectifican radicalmente su política migratoria siendo Dinamarca el país que ya el año 2019 acuerda reducir a cero la llegada de solicitantes de asilo y en elDiario.es, el 9 de julio de 2024 leemos “los países nórdicos se blindan contra la inmigración tras el efecto llamada”, ¿qué hace España? Recibir miles de inmigrantes en cayucos y en agosto de 2024 firmar acuerdos con Mauritania, Gambia y Senegal para reforzar vías seguras y regulares de migración y proteger los derechos de los trabajadores.

Es evidente que la política inmigratoria en España requiere urgente corrección para incentivar el trabajo y alejar a los inmigrantes de la adicción a la asistencia social

El boom antiinmigración se desarrolla el año actual y el Real Instituto Elcano publica el 13 de marzo que la estela en Europa de las políticas (anti)migratorias de Trump la han seguido Reino Unido y Alemania. En España el acuerdo firmado con Mauritania que preveía empleo para 1.000 Inmigrantes el primer año se salda ¡con 50! Es evidente que la política inmigratoria en España requiere urgente corrección para incentivar el trabajo y alejarles de la adicción a la asistencia social. Así lo ha avanzado Núñez Feijóo el pasado 28 de setiembre en Murcia.

Me atrevo a sugerir la creación del instituto español de inmigración con representación de empresarios y sindicatos para que conozcan los puestos de trabajo que precisan las empresas (por ejemplo en hostelería y transportes) y los pidan en los países firmantes de acuerdos con España.