Plácido Blanco Bembibre
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MUJERES
La Capilla de Loreto, fundada en 1872, hoy desacralizada y reconvertida en museo, guarda entre sus paredes una historia, un arcano que, a pesar de los estudios, teorías y ensayos sobre su ejecución, nunca ha sido desentrañado. El hecho se sitúa en la ciudad de Santa Fe, (Nuevo México, EEUU). Allí las hermanas de la congregación de Nuestra Señora de Loreto impartían clases a las niñas del lugar. Pero lo que nos trae a hablar de este convento católico es la escalera que contiene su capilla, considerada como una joya de la arquitectura de todos los tiempos. Encargado dicho lugar de rezo por el obispo de la Archidiócesis de Santa Fe, la obra quedó interrumpida debido a que el arquitecto que la llevaba a cabo recibió un balazo de un marido celoso que acabó con su vida.
Lo más raro, lo extraño, lo que se sale de toda la lógica, es cómo la hizo
Sea como fuere una escalera era necesaria ya que día sí y día también se producían accidentes al usar para subir elementos precarios poco recomendables, lo que sumía a las religiosas en auténtico sin vivir. Tanto es así, que decidieron dedicar una novena a San José para que les ayudase con su divina providencia y les enviase a alguien que les solucionase el problema. Y hete aquí, que un día se presentó un carpintero desconocido, montado en un burro, y que en tres meses construyó una escalera de caracol preciosa, perfecta y útil. Tras la realización de la obra desapareció sin dejar rastro de su persona.
Hasta aquí bien, dentro de lo que cabe. Lo más raro, lo extraño, lo que se sale de toda la lógica, es cómo la hizo. No utilizó ningún tipo de herramientas, el árbol de la que se supone pudo extraer la madera no existía en la zona. Ni un solo clavo, ni una pizca de pegamento, nada absolutamente que sujetara los peldaños de trabajo tan singular. Sin embargo, resultó extraordinaria en su forma, segura y fiable para todos los tiempos que fueron y son. Hoy sigue en pie su estética grácil, aunque se la ve un tanto deteriorada por el uso de los propios durante tanto tiempo y por las mareas turísticas actuales cuya curiosidad desgasta esta maravilla. La ejecución que se celebra a través de los años, fue realizada por un hombre que desapareció con su propio misterio y el de su obra, sin dejar señal alguna. Un hombre sin nombre, perdido en interrogaciones de investigadores y los propios arquitectos. ¿Quién era, cómo la hizo, de dónde vino y a dónde fue?
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