Sonia Torre
UN CAFÉ SOLO
Las nostalgias
No tenemos Presupuestos Generales, el Fiscal General ha sido condenado y los dos Secretarios de Organización del partido que gobierna España han entrado en la cárcel. La regeneración democrática que prometió Pedro Sánchez ha sido una quimera para sus votantes, sin paliativos.
Jamás, en nuestra etapa democrática, un presidente de Gobierno le hizo -y le sigue haciendo cada vez más-, tanto daño a todo un país como Pedro Sánchez y su entorno; abrazafarolas, palmeros, y estómagos agradecidos incluidos. El respeto y la credibilidad de las instituciones públicas está por los suelos “gracias” a su despotismo ilustrado. La política internacional de España es de chiste de Gila. El Gobierno de Sánchez ha destruido las relaciones con países aliados tradicionales, mientras se alinea con regímenes dictatoriales de Hispanoamérica centrándose únicamente en una política exterior basada en la ideología de izquierda radical, y alejada de los intereses reales de España. Así, la política exterior de Pedro Sánchez, y a pesar de los virtuales intentos del Ejecutivo por proyectar una imagen de liderazgo internacional, la realidad muestra una España totalmente irrelevante en los grandes debates globales. Las decisiones erráticas, los cambios de postura sin consenso y una diplomacia marcada por la improvisación han hecho que nuestro país ya no cuente en los principales foros multilaterales. Lo que nos ha derivado a una pérdida total de influencia en el tablero geopolítico. En definitiva, la ausencia de una política exterior coherente ha debilitado las alianzas históricas y ha generado desconfianza entre nuestros socios tradicionales, los cuales nos evitan ya sin disimulo alguno.
La mentira, sin ningún atisbo de rubor, se hace norma para Sánchez y sus acólitos. La división y confrontación entre españoles resucitando a Franco medio siglo después, es su estrategia política para intentar mantener sus intereses personales y partidistas.
Y es que el brutal deterioro institucional y democrático que vive España bajo el Gobierno de Pedro Sánchez, sumado a la presunta corrupción que afecta a personas de su entorno familiar, de miembros de su gobierno, y de su organización política, constituyen una patología política de autodestrucción, y destrucción generalizada, nunca vista en las últimas generaciones de nuestro periplo democrático. La mentira, sin ningún atisbo de rubor, se hace norma para Sánchez y sus acólitos. La división y confrontación entre españoles resucitando a Franco medio siglo después, es su estrategia política para intentar mantener sus intereses personales y partidistas. Pedro Sánchez ha convertido cada institución en un instrumento de poder personal, a la vez que coloniza todos los entes posibles a su unipersonal causa sin ápice de respeto a la separación de poderes. Todo vale en su oscura espiral de mantenimiento del poder. Y claro que es totalmente consciente de que, si lo pierde, puede acabar como Cerdán, Ábalos o Koldo. Es decir, en Soto del Real. Por esa sencilla y simple razón, jamás va dimitir, y posiblemente veamos y presenciemos episodios nacionales antes de la convocatoria de las próximas elecciones generales que nos recuerden en mucho a la Venezuela de Maduro. En ese punto de la historia nos encontramos.
Pero quiero finalizar esta columna de hoy de manera distinta a la habitual. Y es deseándole a todos ustedes unas muy Felices Fiestas, y ¡mucha salud! Disfruten de su familia, de sus amigos, de todas las cosas buenas y hermosas que nos ofrece la vida. Y vivan la Navidad con intensidad y generosidad. Son unas fechas mágicas, en las que lo mejor de nosotros mismos debe aflorar. Y olvídense de políticas y políticos rancios, déspotas, soberbios, vanidosos, egocéntricos y narcisistas. Que no nos amarguen la buena sintonía de estas fechas. ¡Feliz Navidad!
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