Chito Rivas
PINGAS DE ORBALLO
As esperas teñen idade?
La seguridad europea está condicionada por la guerra en Ucrania y la incertidumbre ante la postura de la nueva administración estadounidense en materia de defensa. La creciente presión por aumentar el gasto militar dentro de la OTAN, sumada a las iniciativas de la UE para fortalecer su autonomía estratégica, requiere que España equilibre su compromiso con ambas organizaciones. En juego está su papel en la industria de defensa europea, que evoluciona a un ritmo acelerado en respuesta a los desafíos geopolíticos derivados de la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.
La agenda ya está hecha: tras la reciente reunión informal del Consejo Europeo en Bruselas se publicará un libro blanco sobre la industria de defensa europea. Según los investigadores del Real Instituto Elcano Félix Arteaga, Daniel Fiott y Luis Simón, el desarrollo de esta nueva política industria representa “una oportunidad única” para España, pero también plantea “desafíos significativos”.
Hay una nueva sigla a no perder de vista: EDIP. Se trata del Programa para la Industria de Defensa Europea, donde participar no saldrá gratis, ya que requiere un compromiso firme en términos de inversión, una estrategia clara para fortalecer la base industrial y una mayor coordinación con los socios europeos y transatlánticos. Por muchos eufemismos que se utilicen en el debate político, como hablar de seguridad en vez de defensa, solo una acción institucional decidida hará que funcionen los demás frentes: el industrial, el financiero y el militar. El futuro de la industria de defensa española depende de ello.
Las fortalezas del naval, la ciberdefensa y el control del espacio serían mayores si se coordinasen Administración, industria e I+D
España ya ejerce una influencia significativa en el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), pero su peso en organismos críticos como la Dirección General de Industria de Defensa y Espacio (DG DEFIS) y la Agencia Europea de Defensa (AED) sigue siendo limitado. Esta falta de peso directo obliga al país a formar alianzas estratégicas con otros Estados miembros para influir en la dirección de la política de defensa de la UE. La clave para España radica en aprovechar su posición en el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo para promover iniciativas que favorezcan un reparto equitativo de las inversiones y la transferencia de tecnología en el marco de la cooperación en defensa.
Para el PSOE todas estas cosas están claras. Para sus socios, con las excepciones de PNV y Junts, más bien todo lo contrario. Es evidente que el PSOE necesitará entenderse con el PP, ya que de lo contrario España corre el riesgo de quedar marginada de las nuevas iniciativas industriales de defensa impulsadas por Bruselas.
España ha demostrado un notable rendimiento en el Fondo Europeo de Defensa (FED), con una alta tasa de participación en proyectos de investigación y desarrollo. Sin embargo, la transición hacia un modelo de adquisiciones conjuntas, que será el núcleo del EDIP, supone un reto mayor.
Pedro Sánchez está dándole protagonismo al ministro de Exteriores para alarmar menos a la población y tranquilizar a sus socios de izquierdas, pero la realidad indica que será la ministra de Defensa la que asuma el liderazgo en este proceso. Por lo demás, la colaboración estrecha entre el sector público y privado –atentos a Indra– será esencial para identificar las áreas estratégicas en las que España puede aportar valor añadido y beneficiarse del mercado europeo de defensa.
Una de las cuestiones clave en la evolución de la política industrial de defensa de la UE es la financiación. España ha sido uno de los países que ha impulsado un aumento del gasto en defensa en el próximo marco financiero plurianual (MFP), entendiendo que una mayor inversión en programas europeos puede servir de catalizador para el desarrollo de su propia industria militar. Sin embargo, el financiamiento público no será suficiente para sostener el crecimiento del sector de defensa.
El secretario de Defensa de EE UU, Pete Hegseth, ha dejado claro que los aliados europeos deben incrementar su contribución a la seguridad transatlántica. España, que aún no ha alcanzado el umbral del 2% del PIB en gasto de defensa, deberá acelerar sus esfuerzos en este sentido. Sin embargo, cualquier incremento presupuestario debe estar acompañado de una estrategia clara para maximizar el retorno de inversión en términos de capacidades militares y desarrollo industrial en España.
@J_L_Gomez
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Chito Rivas
PINGAS DE ORBALLO
As esperas teñen idade?
PERDÓN POR LA MOLESTIA
Los rojos que eran (viejos) verdes
Antonio Casado
Cumbre de la desunión europea
Plácido Blanco Bembibre
HISTORIAS INCREÍBLES
Navidad o la fragilidad de Dios
Lo último
COLOR DEL AÑO
Cloud Dancer: minimalismo, calma y moda en un solo color
Los ingenieros agrícolas de Ourense renuevan su cúpula
Pepe Paz, presidente do Colexio de Enxeñeiros Agrícolas: “Temos que facer un novo rural con mais industrias agroalimentarias”
HISTORIA DE SUPERACIÓN
De estar 15 años en prisión a ser el pastor de su propia iglesia en la calle Greco