Europa y nosotros: 40 años

CAMPO DO DESAFÍO

Publicado: 30 dic 2025 - 03:10

Opinión en La Región
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El próximo 1 de enero se cumplirán cuarenta años de la adhesión efectiva de España, también Portugal, a la Unión Europea (UE). Lo que tal logro representó para la inmensa mayoría de la sociedad española de entonces es hoy, por increíble o absurdo que parezca, un poco difícil de explicar a las nuevas generaciones. El portugués Eduardo Lourenço, algunos lo han considerado el Ortega y Gasset luso, escribió que “ni en Europa ni fuera de ella éramos pueblo que contase y con el que era necesario contar”. En plena revisión de tantos de los valores que nos han traído hasta aquí convendría, más que el lamento por las ilusiones perdidas, recordar la alegría colectiva vivida en aquellos días.

Europa se había convertido, a ojos de los españoles nacidos durante las décadas de la dictadura y aun antes, en una común aspiración política, económica y también cultural o de costumbres. El franquismo no consiguió borrar ni la memoria de quienes, bajo el influjo de la Institución Libre de Enseñanza, frecuentaron las universidades europeas antes de la guerra civil, ni silenciar después el testimonio de libertad que las oleadas de turistas, los nuevos intercambios comerciales, los más de dos millones de trabajadores españoles emigrantes en Europa o las nuevas generaciones de los sesenta traían del exterior.

El franquismo no consiguió borrar ni la memoria de quienes, bajo el influjo de la Institución Libre de Enseñanza, frecuentaron las universidades europeas antes de la guerra civil, ni silenciar después el testimonio de libertad que las oleadas de turistas, los nuevos intercambios comerciales

La nueva clase política y de altos funcionarios que han pilotado la presencia de España en la UE, se han caracterizado por impulsar la consolidación de esta y transferir crecientes competencias de soberanía estatal. España ha sido punta de lanza en la idea de una Constitución europea, lo fue también al abordar la moneda única, el euro, y no mostró reparos a las sucesivas ampliaciones hacia los países del Este. En correspondencia, nuestro país se ha beneficiado de ingentes fondos que han ampliado y modernizado las infraestructuras, de la política agraria común o de los fondos sociales y de desarrollo regional; políticas de las que somos claros beneficiarios netos.

Hoy la UE se enfrenta a nuevos y serios problemas de redefinición de su misión, de mejora de su integración política y a un doble desafío económico y militar. El nuevo orden mundial que tiene a EEUU y China como los dos grandes polos mundiales, y a Rusia como vecino agresivo, amenaza a la UE en su misma esencia democrática y obliga a relanzar el modelo a riesgo de que, de no hacerlo, caiga en la irrelevancia o la desintegración. Una aspiración apenas disimulada por sus competidores políticos y económicos. Nunca fue de otro modo. Un gran europeísta, Jorge Semprún dijo que “la unidad europea sólo puede construirse a través de la diversidad y fundarse en la razón democrática”. En ellas reside su sugestiva fortaleza, esencia y ejemplo.

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