Las fotos de álbum de la infamia

En el álbum de la infamia del periodo que vivimos falta una foto que complete las otras tres: la foto del doctor Pedro Sánchez recibiendo en la Moncloa al fugado Puigdemont, o acudiendo al lugar donde éste disponga. Las otras tres las encabeza la camarada Yolanda Díaz, ministra del Gobierno de Progreso, visitando en su sede a un fugado; sigue la del hoy encarcelado Santos Cerdán, comisionado de Sánchez para el trato con Puigdemont para asegurarle los siete votos que precisa para seguir en la Moncloa, a precio de la amnistía; y ahora la de Illa recibiendo en la sede institucional de la nacionalidad en territorio extranjero. El tal Illa dijera por cierto aquello de que nunca habría amnistía “y lo repito para que quede claro”. Ahora, recibe sonriente, como dos viejos camaradas a sujeto pendiente de que se le devuelvan los honores y el sueldo de ex presidente del mismo órgano que hoy ostenta.

Digo que falta esa foto de Sánchez recibiendo o siendo recibido por Puigdemont, porque el primero es hombre de principios que siempre cumple su palabra. Y si dijo que traería a Puigdemont, o bien o traerá o acudirá a visitarlo, que nada puede sorprendernos ya. De todos modos, de las diversas valoraciones de la foto de Illa con Puigdemont la mejor es la del ministro de Exteriores Albares, quien dice que le gusta esta foto que es retrato de convivencia y no aquella de las tensiones en tiempos del PP. ¿A qué fotos se refiere concretamente, porque el repertorio es amplio? ¿Se refiere a las de la ilegal proclamación de la independencia de Cataluña, os asaltos en la vía pública, destrucciones del patrimonio urbano y robos en establecimientos, o acaso a la ocupación de las autopistas y cortes de tráfico u ocupación del aeropuerto del Prat? ¿Se refería a la violencia desatada por os CDR apretando como le decía el Torra? ¿O a las fotos de los dirigentes independentistas sobre un destrozado vehículo de la Guardia Civil el día aquel en que una funcionaria judicial tuvo que escapar por dónde pudo de las hordas patrióticas, hoy amnistiada? Porque todo esto que perturbaba la convivencia era culpa del PP que entonces gobernaba el país.

Como dice un proverbio francés “Le cynique a toujours une réponse pour retourner ses propres arguments”

Claro que hoy las circunstancias han cambiado, como dice la presidenta del PSOE Cristina Narbona, cuando le recuerdan las palabras de Pedro Sánchez, cuando decía que sin presupuestos no se puede gobernar y que si el presidente no lo tiene debe cometerse a una moción de confianza o convocar elecciones, si bien como dice Sánchez eso es un enredo que afecta al país durante dos meses y es mejor no molestarlo con tales cuestiones. Lo de la presidenta del PSOE es una cosa difícil de entender, cuando publica su curriculum. Ha llegado a insinuar que pasó por el exilio, lo que siempre queda bien en este tipo de casos. Ha llegado a decir que cómo en 1960 tuvo que exiliarse a Italia con sus padres, dada la complicada situación política que vivía el país de aquellos años, hasta su retorno a España, sobrevenido tras la muerte de Franco.

¿Por qué monta este embuste, cuando todo el mundo sabe que su padre, el excelente periodista Francisco Narbona, era corresponsal en Roma de RTVE, cuyas crónicas todavía recordamos? Y a su madre María Francisca Ruiz, a la vez, la nombraron corresponsal en Roma del Diario Pueblo, diario que, como se recordará, fundado en 1940 por los sindicatos verticales del régimen franquista. El regreso a España de su padre fue para dirigir el Centro Regional de la Televisión Andaluza. O sea, unas circunstancias bien diferentes de las que describe.

No es de extrañar pues que, desde esta curiosa respectiva de la realidad, diga que tras aquello de que cambiar de opinión no es mentir, a ella le parezca que no es tiempo de que Pedro Sánchez se aplique a sí mismo lo que reclamaba para los demás en sus mismas circunstancias. Como dice un proverbio francés “Le cynique a toujours une réponse pour retourner ses propres arguments” (El cínico siempre tiene una repuesta para darle la vuelta a sus propios argumentos).