Garantistas de sí mismos

Martes, 16 de diciembre. Imagínense al Álvaro de Taboadela, secre provincial socialista, recibiendo desde la rúa do Pino un código 10-33 (emergencia, necesito ayuda inmediata), y respondiendo con un 10-4 (entendido). La misión consistiría en cargarse fulminantemente al alcalde de Barbadás, acusado por una empleada del Concello de Barbadás de acoso laboral, antes de que la Cuatro tv hiciese la segunda entrega del caso Tomé, acusado de acoso sexual. Esta vez los disparos apuntarían directamente a Besteiro. Es fácil imaginarse la conversación entre ambos, pero no hay pruebas de que ocurriese así. De lo que sí hay datos fiables es de la rapidez con que, primero, Gómez Besteiro y, después, Álvaro Vila pidieron a los cuatro vientos la dimisión de Xosé Carlos Valcárcel como alcalde de Barbadás y como diputado provincial. Como también hay evidencias de los largos días de silencio que Besteiro guardó cuando salió a la luz algo que él ya sabía desde hacía meses: que había militantes del partido acusando de acoso sexual al presidente de la Diputación de Lugo y alcalde de Monforte.

La misión consistiría en cargarse fulminantemente al alcalde de Barbadás, acusado por una empleada del Concello de Barbadás de acoso laboral

En aquella ocasión, por cierto, no se oyó a Álvaro Vila reclamando a voz en grito el cese de Tomé. Es lo que tiene no pintar nada en el partido, que has de hacer lo que te mandan. Y punto. El caso es que Besteiro, con Vila de bombero, quería sofocar en Ourense el endiablado incendio que tiene dentro del partido por el caso Tomé. ¿Para salvar al PSdeG de la quema? Evidentemente, no. Para salvarse a sí mismo. Y Álvaro Vila, lo mismo. El presunto líder del PSdeG ourensano se jactó de su diligente actuación y del “garantismo” del proceso. Es fácil imaginarse a Vila apuntándole al pecho a Valcárcel: “Tendrás un juicio justo, y una muerte rápida”. Porque en esta película, lo único que buscan fundamentalmente Besteiro y, por si acaso, Vila también es garantizar su supervivencia. Ese es el garantismo que realmente parece importarles tras el terremoto de Lugo.