Sonia Torre
UN CAFÉ SOLO
Las nostalgias
Hace ya más de un mes que en muchas ciudades resplandecen por todas partes cientos de miles de bombillas que iluminan las urbes “anunciando” la Navidad. Personalmente me sorprende, en primer lugar, el tiempo. Y me pregunto si es ese el modo y la manera de anunciar el Nacimiento de Belén y la Navidad. Tengo mis serias dudas. ¿Tanta parafernalia ayuda a comprender la Noche Santa?
Ciertamente es un solemne anuncio de una gran fiesta que es la Pascua de Navidad, pero el derroche tan estentóreo que hacen algunos ayuntamientos, para muchos nos es incomprensible. Basta mirar hacia Vigo y comprobar cómo el gasto que les va a suponer a los ayuntamientos tantas bombillas encendidas llama poderosamente la atención.
Y esto es contagioso, por lo que se ve, ya que empezaron algunos ayuntamientos y se ha extendido de una manera galopante por el resto del país. Hasta el punto de que para muchos todas esas luces son el “símbolo” de las fiestas navideñas. Un gasto que creo excesivo, sobre todo cuando en muchos de esos lugares existen hogares que se ven y desean para llegar a fin de mes. Domicilios con sueldos muy bajos frente a esa excesiva altura de los árboles de luces que se levantan al lado. Uno queda horrorizado al ver la altura de esos árboles llenos de bombillas que van a tener que pagar precisamente los moradores de esas ciudades. Y, además, los regidores municipales pugnan para ver quien es el que logra elevar más alto ese árbol.
El derroche tan estentóreo que hacen algunos ayuntamientos, para muchos nos es incomprensible
Por otra parte, es necesario resaltar que para nada simboliza o representa a la Navidad esa serie de árboles, abetos o plantas similares. Todo contribuyendo al cambio de lo que significa la Navidad. La pobreza de Belén y la angustia de aquellos padres -Mará y José- que carecen de hogar y poco menos que tienen que pasar la noche perseguidos por las autoridades y bajo las inclemencias del tiempo, que tampoco era bueno. Tienen que ser los humildes, los pastorcillos y aquella gente del entorno los que tienen que dar calor humano a aquellos padres que, según la tradición, únicamente tenían el de una mula y un buey, además el humano de los pastores de la zona que se acercaron a ver la escena y a cantar el “¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra!”
Hoy nuevamente debiéramos entonar lo mismo pidiendo precisamente para aquella zona la paz y la concordia. ¿Serán capaces los de Oriente de captar aquel mensaje y llevarlo a la práctica, ya que está todo el mundo en vilo sufriendo tantas guerras? El Nacimiento de un Niño debiera hacer parar las guerras y restablecer la paz. Muy triste que tras más de veinte siglos el mundo siga sin entenderse y mirando para otro lado, como pueden ser los millares de bombillas, mientras en el zona donde nació Jesús menudean las bombas y la gente lejos de entenderse se dedica a destruirse.
¡Cuán triste es la muerte día tras día de niños, ancianos, matrimonios, familias enteras mientras el mensaje del Portal sigue ahí, clamando paz, amor y diálogo! Y mientras tanto, los dirigentes haciendo caso omiso a los gritos mundiales; incluso ha llegado alguno a condenar al mismo secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, que hace lo indecible para restablecer la normalidad y la paz.
Es espeluznante abrir los medios de comunicación y ver tanto derroche de medios criminales y los cientos de muertos, justo mientras otros siguen mirando miles de luces multicolores.
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