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PUNTADAS CON HILO
Por mucho que se empeñen, el Gobierno no puede ser oposición. Siempre está con esa manía, quizás porque no ha ganado ninguna elección en las últimas convocatorias. Y lo ha puesto en práctica una vez más, aprovechando la tragedia de los incendios de Galicia, Castilla-León y Extremadura. Los ministros que apenas tienen competencias, o que no las saben ejercer, quieren matar el tiempo en campañas políticas contra la oposición que gobierna esas comunidades autónomas.
Un ministro especialmente deslenguado como Oscar López no piensa en mejor cosa que en inventar argumentos y acusaciones contra algún dirigente del PP, de si estaba de vacaciones o estaba comiendo, si había tomado todas las medidas que debía tomar. Óscar López se atreve a decir que los presidentes del PP desaparecen y se borran, pero luego piden ayuda a “papá Estado» para combatir los incendios”.
Son argumentos más propios de un agitador político en un mitin que de un ministro del Gobierno de España. La responsabilidad de un ministro es ponerse a trabajar y ver la forma de aportar los medios necesarios para resolver el problema. Lo suyo no es crear polémicas absurdas ni crear mal ambiente institucional sino todo lo contrario.
Casi con las mismas palabras, la vicepresidenta María Jesús Montero también aviva el fuego institucional, acusando a los presidentes autonómicos de que “se inhiben de sus propias responsabilidades e intentan culpar al Gobierno de España”.
Tales despropósitos se producen por la anomalía democrática de que estos ministros son candidatos para presidir comunidades autónomas, con la consiguiente distorsión de funciones y roles
El ministro Oscar Puente, momentáneamente más tranquilo, llegó a decir que los trenes de alta velocidad a Galicia no podían funcionar porque la Xunta no apagaba los fuegos, Y se quedó tan feliz y satisfecho con su ocurrencia. Tampoco esa es forma de promover la cooperación institucional más bien es una deslealtad. Pero el problema es el mismo, quiere ser oposición. Además, Puente contó en este caso con el respaldo del ministro plenipotenciario Félix Bolaños, últimamente enzarzado en una batalla contra el juez Peinado por imputar a la mujer de su jefe.
Junto a esto apareció la directora de Protección Civil, Virginia Barcones, que, en lugar de dedicarse a dar datos técnicos de la actuación de su departamento, se lanza a descalificar las peticiones de los presidentes autonómicos, porque solicitaban equipamientos imposibles de proporcionárselos. Como si fueran irresponsables o no estuvieran en la realidad de la tragedia, cuando tenían el fuego a sus espaldas. Vemos otra vez a un cargo que forma parte del Gobierno central actuando como agitador político en momentos de desastre natural. Luego, Elías Bendodo, un portavoz del PP, califica a Barcones de pirómana y ella se siente ofendidísima. Pero un presidente afectado por las llamas como Alfonso Rueda confirma que la responsable de protección civil del Estado “no dice la verdad y además lo expresa de malas maneras”.
La dinámica de este Gobierno, que quiere ser oposición, siempre es la misma: apela al principio de acuerdo y lealtad entre las instituciones del Estado para, inmediatamente, comenzar a insultar y descalificar a los responsables autonómicos. Y las llamas todavía muy vivas quemando parte de España. Ellos verán.
Yolanda Díaz, también vicepresidenta del Gobierno central, ha encontrado la ocasión de hacer oposición en Galicia, a ver si así consigue algunos votos en su tierra. Ha decidido participar en las protestas convocadas por sus correligionarios contra la política forestal de la Xunta de Galicia este jueves, mientras las llamas quemaban Oia y Vilaboa. De acuerdo con su incoherencia habitual, acudió a manifestarse después de declarar en varios medios que ahora es el momento de apagar los fuegos y no de hacer protestas o exigir responsabilidades, y que el pueblo quiere ver a sus políticos trabajando juntos, no enfrentados.
Le ha ganado el deseo irrefrenable de aprovechar al máximo esta desgracia para rentabilizarla políticamente. Ya lo intentó a principios de 2024 con aquellas bolitas de plástico que aparecieron en algunas playas de Galicia, aunque el esfuerzo resultó un fracaso más que notable, ya que no era fácil encontrarlas.
No es propio de una vicepresidenta del Gobierno, aunque sea Yolanda Diaz, sumarse a una manifestación de protesta contra un ejecutivo autonómico en plena lucha contra el fuego en Galicia. Es otra anomalía más de ese conjunto de políticos que componen el Consejo de Ministros.
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