La Región
JARDÍN ABIERTO
Simbología de la flor de amarilis en Navidad
Ando recreándome en la lectura de ese compendio de crónicas por todo el mundo, que da una visión de él en aquella época, las que el escritor, novelista norteamericano, enviaba para las revistas Esquire, Starley Days, New York Times, Holliday, Vogue, De Collier´s… Es una recreación subjetiva de todos los parajes que el escritor visitó y residió impregnándose del espíritu de ciudades, países y costumbres. España fue uno de los más frecuentados ya como enviado y luego corresponsal de guerra desde el frente republicano.
Ernest Hemingway fue durante cuatro décadas ese enviado especial allá donde se le requiriese o más bien lo juzgase necesario este autor, entre otra obras, de: Por quién doblan las campanas, Las Nieves del Kilimanjaro, El viejo y el mar, y es en esa descripción de lo que en España sucedía porque lo traigo a colación, por esa narración de cómo se vivía en nuestro país durante el período republicano, de la que copio literalmente:
El país parece prosperar, se ve correr el dinero, la gente viaja y asiste a las corridas de toros más que antes y muchos que no se habían bañado en las playas de lujo, las frecuentan. La Hacienda recauda más dinero que en tiempos de la monarquía, aunque este dinero se consume en mantener a los incontables funcionarios de la República, que se han multiplicado en toda la nación, mientras el campesino vive un poco mejor…
El mito de un caudillo que se alza en armas, planifica la rebelión, está desmitificado por la historia
Esta era la visión parcial del norteamericano sobre las ventajas republicanas, y también los vicios, pero que olvidándose de mentar el derecho de voto de la mujer, la igualdad de derechos con el hombre, la libertad de opinión…
Ahora con 50 años de democracia se hace alusión a lo que fue una dictadura (precedida de otra, la de Primo de Rivera), que además de reprimir todas las libertades fue especialmente sanguinaria con el asesinato postguerra, de más de 40.000 españoles, al menos, donde hay que extraer la lección de que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla, como se ha visto en muchos casos; a colación este franquismo, cuando la memoria se ablanda al recordar aquellos siniestros años como cuando suavizamos en el presente todos los sinsabores que acontecieron en el pasado y para devolver a la historia que Franco no fue ese caudillo o adalid, como se nos presentó, que la rebelión militar del 1936 estaba planificada por el general Mola, encabezada por el también general Sanjurjo que cuando venía a hacerse cargo de la dirección de la Rebelión Militar en su segunda intentona de derribar a la República, por un exceso de carga la avioneta en que viajaba se estrelló, pereciendo a poco de despegar de un aeropuerto en Lisboa, donde estaba desterrado al condonarle la República la pena capital.
Mientras esto sucedía, Mola, ya alzado en armas, se quejaba de que miss Franco, que así llamaba al caudillo por tardar en dar el paso por acojone, no se sumaba a la rebelión de salida. Así que el mito de un caudillo que se alza en armas, planifica la rebelión, está desmitificado por la historia, aunque luego, por artimañas, se haga con la dirección de la guerra, y sea ungido en Salamanca.
Como militar africanista, fue un desastre en la dirección de una guerra que solo ganó con la ayuda de Hitler y Mussolini. Mitos fuera para quien sí fue astuto, ladino, felón, sanguinario, como todos los dictadores para mantenerse en el poder. Y esto deben saberlo en las escuelas todos esos jóvenes que tomarán las riendas del país. Los diversos actos del 50 aniversario de su muerte son para explicar aquellos 40 años de plomo de un dictador que asesinó hasta su último aliento, a poco de dar los postreros estertores, entubado hasta la carnicería terapéutica en un hospital madrileño. Murió en la cama quien había sido blanqueado por la tanta propaganda del Nodo, emisoras y periódicos, y que en la tele se nos mostraba de traje civil, al modo de un papaíto provisor, guión que siguen todos los dictadores, ya colgado el intimidante uniforme militar de barras, estrellas, fajines y entorchados.
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