Opinión

Los musulmanes en España

La llegada, de nuevo, de los Talibán al gobierno de Afganistán, plantea de nuevo la cuestión del Islam, de los musulmanes, y la necesidad de diferenciar el fundamentalismo islámico del islamismo moderado que por ventura es el que en su gran mayoría habita en nuestro país.

En efecto, hace unos años, en 2010, se públicó el barómetro “La comunidad musulmana de origen inmigrante en España”. Una encuesta sencilla realizada a partir de dos mil entrevistas a musulmanes inmigrantes que reflejaba, hoy puede parecer sorprendente tras la vuelta de los Talibán al poder en Afganistán, que los musulmanes llegados a España de otros países se encuentran adaptados a nuestro país, tienen una buena opinión de nuestras instituciones, no sufren conflictos religiosos y asumen la aconfesionalidad del Estado. Unas opiniones que en lo sustancial siguen estando vigentes a día de hoy a pesar de que pueda haber determinados musulmanes entre nosotros, una minoría minoritaria, que conecta con los planteamientos fundamentalistas de corte violento.

Es más, el barómetro reflejaba algo que puede llamar profundamente la atención: los musulmanes por entonces, igual que ahora, tenían y tienen mejor opinión acerca de la Corona, la Iglesia o el Poder judicial que los propios ciudadanos españoles. Este colectivo de musulmanes inmigrantes que residen en España practicaban y siguen practicando, desde luego, a tenor de sus respuestas, un islamismo moderado, razonable. Por eso estos inmigrantes consideran que las tres religiones monoteístas son igualmente respetables y que los no creyentes no por ello tienen un valor diferente como personas. El barómetro mostraba, y sigue mostrando, a pesar de quienes se dedican a fustigar sus creencias y convicciones más íntimas, de que la mayoría de este colectivo se ha adaptado a las costumbres españolas, que es posible ser buen musulmán y buen español y que la violencia nunca es legítima para defender o afirmar las creencias religiosas.

La encuesta ofrecía, y sigue ofreciendo en lo sustancial, otros datos que permiten pensar que una mayoría de musulmanes se sienten bien alejados de los postulados fundamentalistas. Así, una mayoría relevante estima, y sigue estimando, que en Occidente hay un alto grado de tolerancia y libertad religiosa, que se discrimina menos a la mujer que en sus países de origen, que hay menos desigualdades sociales y que por estos lares se presta más atención a los pobres y necesitados.

En la historia de España es bien sabido que muchos avances culturales, filosóficos o médicos, se deben a los árabes que poblaron la península, muchos de los cuales, es cierto, respetaron las convicciones y creencias del pueblo español. Ese Islam que existe, que huye del fundamentalismo y que aspira a vivir su fe en convivencia con otras culturas y religiones, es el que puede detener la oleada de crímenes y asesinatos sin cuento que promueven los enemigos de la libertad, los Talibán en Afganistán por ejemplo. Es, pues, una buena noticia que la mayoría de los musulmanes que pueblan España, tenían, y siguen teniendo estos hábitos vitales y culturales, tan cercanos ya a la cultura occidental.

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