Fernando Lusson
VÍA DE SERVICIOS
Días de reflexión
Alguien que sabe más de baloncesto de lo que yo pueda saber algún día me preguntaba no hace mucho, apelando a mi experiencia, si debe un árbitro tener en actitud cierto grado de "chulería", dando ésta por bien entendida y entendiendo ésta como control de decisiones y comportamiento. la respuesta, obvia por cuanto no debería un colegiado permitir nada se le escape de las manos, fue un "sí" matizado.
Me explico... serio, seguro, contenido, discreto aun cuando suya es la ajustada interpretación de las reglas, nunca desafiante y humilde. constante y perseverante, formado, valiente, ágil y dialogante, abierto a "formar" más cuanto menor sea la categoría de los equipos, y tanto o más preparado que aquellos a los que dirige, siendo como no es de otra forma parte fundamental en el desarrollo del juego. ese que no otro es el perfil.
Es tiempo de ir cerrando las primeras fases en las ligas de formación y tiempo por tanto de ilusiones y sorpresas. Unas, las primeras, las que muestran los que en ourense pugnan por llevar a sus equipos a puntuar con nota tras jornadas de trabajo y aprendizaje; otras, las segundas, en el escaso respeto mostrado a los más jóvenes en no pocas "sorprendentes" actitudes en los que tutelan las competiciones. Todo parte del juego, pero tan incomprensibles las "sorpresas" como desacertadas las decisiones.
A uno, ni mejor ni por supuesto más listo, que vivió un baloncesto no por de otra época mejor pero sí a lo que se ve más organizado y coherente, le sigue molestando que se juegue con la ilusión y el esfuerzo de cientos de niños que cumplen cada fin de semana vistiéndose de corto ante sus iguales, me continúa reventando la prepotencia de los que debieran llevar seña de humildad por bandera y molestando -más que mucho- el despropósito sobre todo cuando es de "formación" de lo que se habla.
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