Luis Carlos de la Peña
CAMPO DO DESAFÍO
Premios de arquitectura en Ourense
La insistencia de Sánchez y Bolaños en la afirmación de que aquí no pasa nada, que no hay corrupción sino fango enemigo, que el Gobierno es muy estable, que llegarán a 2027, contrasta mucho con las luchas intestinas desatadas en el PSOE las últimas semanas. Es un intestino que no va, en descomposición, con su consecuente mal olor, pérdida de fuerzas y deshidratación.
El que fuera oponente de Sánchez en las primarias, Eduardo Madina ya se atreve a decir públicamente que la legislatura está acabada, algo que ve todo el mundo menos los afectados. La respuesta del auténtico madero socialista, Óscar Puente, ha sido brutal, de quien se siente atacado por fuego amigo. “El que estás acabado eres tú”, contraatacaba sin piedad a un compañero que estuvo a punto de perder la vida en un atentado de ETA por ser socialista.
Madina es como la primera avanzadilla de otros muchos que están esperando la oportunidad de avanzar contra Sánchez. Hay movimientos en muchos ambientes del socialismo que ya cuestionan el sanchismo, como García Paje, Susana Díaz, Felipe González, Jordi Sevilla, federaciones que ven peligrar sus posibilidades electorales… Unos abiertamente y otros más agazapados, pero todos sienten lo mismo. Algunos ya se han atrevido a firmar un manifiesto pidiendo elecciones.
La auténtica bomba a la línea de flotación de estas luchas internas la representan los ataques del sector feminista del PSOE, al dejar en evidencia la hipocresía de la defensa de las mujeres que el partido hace en público y las conductas privadas de algunos dirigentes, ministros, y amigos del presidente, abusos que tratan de tapar una vez denunciados, para luego decir que actuaron de forma inmediata y tajante.
Un buen ejemplo de campo la batalla interna socialista es Galicia, donde el secretario general está sometido a fuego cruzado y fuego directo desde todos los flancos. Las denuncias de agresiones sexuales y acosos de algunos alcaldes y cargos públicos han despertado a los enemigos de Gómez Besteiro. En primera línea se ha puesto la alcaldesa de A Coruña Ines Rey, protegida siempre por su escudero e instigador Lage Túñez. Están en lucha directa contra Besteiro por el descontrol del partido. Detrás de ella se encuentran los firmantes de otro manifiesto contra Besteiro, tales como los expresidentes de la Xunta, González Laxe y Emilio Pérez Touriño, y otros destacados dirigentes y exdirigentes del partido. Al mismo tiempo, se han presentado denuncias de acoso laborar contra la propia Inés Rey, como si se hubiera abierto una veda para la caza de los dirigentes socialistas por los propios militantes.
Todo ello es una evidencia de que el PSOE está abierto en canal, que se han mostrado al público todas las interioridades y han salido a la luz los resentimientos contenidos porque ven el final del ciclo y del poder.
Yolanda Díaz está enfadada. Esto no puede seguir así, la corrupción del Gobierno es insostenible, dice. La situación del PSOE es muy grave y hay que dar respuesta adecuada, insiste. Es necesaria una nueva remodelación del Gobierno para salvar la gobernabilidad, asegura contundente. Pero el presidente del Ejecutivo solo muestra desprecio a las protestas y a los pucheritos de Yolanda Díaz. Sabe que se enfadan porque no pueden hacer otra cosa. Pueden exigir, poner caras muy serias, expresiones transcendentes, voces graves, pero ahí se les acaba la fuerza. Son un partido en extinción que ya no aporta nada bueno a este Gabinete de 22 ministros y un titular. Sumar no suma nada, son irrelevantes. En realidad, Yolanda Díaz y sus socios quieren aprovechar el estado de deterioro acelerado del Gobierno para aumentar el número de ministros propios en el Ejecutivo, que su proporción sea mayor. Es una idea brillante para ellos, pero es totalmente rechazada por los actuales ministros socialistas. La propuesta de Sumar pondría en peligro sus carteras y eso no lo pueden permitir. Que se remodelen los de Yolanda Díaz, que se cambien de puesto, que jueguen a las sillas, pero que no traten de influir en la parcela socialista, fue la respuesta del ariete Óscar Puente.
Es casi una confrontación civil dentro del Ejecutivo en la que los socialistas quieren humillar a sus socios comunistas. “No podemos aceptar es que se den respuestas sarcásticas, irónicas incluso de desprecio a la vicepresidenta del Gobierno. Quieren que nos vayamos del Gobierno”, se queja el líder comunista Enrique Santiago. Y ahí se ha quedado todo.
El enfado, el amago de no aceptar la corrupción, se queda diluido en la contundente solicitud de una reunión entre PSOE y Sumar. Nada van a arreglar. Será la constatación de que el sector liderado por Yolanda Díaz no tiene fuerza, ni despierta interés, ni producen miedo sus amagos, ni es relevante para el sanchismo, ni para la sociedad española. Será el anuncio de un funeral político. El entierro de unas cenizas.
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