La lucidez de Mario Conde

Publicado: 19 oct 2012 - 02:00 Actualizado: 11 feb 2014 - 00:01

Lo ha explicado mil veces Mario Conde. No huye de su pasado ni se cansa de razonar y documentar la conspiración política que originó su ingreso en prisión. Nada ni nadie ha sido capaz de demostrar jamás que miente pero, curiosamente, sí fue condenado. Conde asegura haber sido perseguido por políticos y jueces, y lo cierto es que la reciente publicación, dos décadas después de aquellos hechos, de nuevos movimientos judiciales resulta cuando menos sospechoso, al producirse justo en un proceso electoral en el que el ahora líder de Sociedad Civil y Democracia ha aterrizado con un fuerte impacto social.

El oportuno embargo de unos bienes que un mediático juez atribuye, sin acabar de probarlo, a la familia de Conde no lo ha cogido por sorpresa. Una vez más ha visto cómo se fraguaba en algunos medios incentivados por las instituciones públicas otra repugnante campaña de descrédito, al estilo de las que acostumbran a manejar los políticos al uso.

Hoy, Mario Conde es, en cualquier caso, un hombre que ha pagado con años de su vida a la Justicia y se presenta en las elecciones como el único que puede poner en evidencia a una clase-casta política culpable del grave efecto que en las familias ha producido la crisis económica mundial. No he oído nunca a ningún político decir las cosas que le he oído decir a Conde. Si hay alguien que puede trasladar este discurso al Parlamento gallego es él. No tiene nada que perder en el intento, por que la política no es para él un fin, sino un medio. Y le creo cuando manifiesta que debemos desengañarnos. Aquél o aquéllos que lo han intentado desde medios de comunicación libres, a través de conferencias y difundiendo sus ideas en distintas publicaciones, no ha conseguido absolutamente nada. El aparato es lo suficientemente potente como para absorber las ondas de la sociedad civil, muchas veces, por que no decirlo, tristemente sumisa. Conoce cuáles son nuestros problemas, los de la gente de la calle, los autónomos, los empresarios, la juventud. Vive entre nosotros y quiere situarlos en el centro del debate y de las decisiones que adopte la Xunta.

¿Han oído hablar a alguien que haya llegado al poder de instaurar listas abiertas para que el sistema de voto sea auténticamente democrático? ¿Han oído a algún político renunciar a sus privilegios de clase y abogar por una actividad gratuita, voluntaria y vocacional compatible con su actividad civil? ¿Ha oído algún partido que renuncie voluntariamente a la subvención que le corresponda? ¿A algún parlamentario que abogue por erradicar definitivamente la intromisión de la política en el nombramiento y control del poder judicial? ¿A que la verdadera austeridad empieza por poner coto al despilfarro y a las macroestructuras de nuestra mastodóntica administración?

Mario Conde conoce el sistema y sus engranajes por dentro. Para lo bueno y para lo malo ha estado allí. Sabe cómo se financian los partidos y los grandes medios de comunicación. Conoce el sistema financiero en profundidad y cree, como muchos civiles, en la necesidad de cambiar radicalmente el modelo de Estado, en que nuestra juventud debe formarse académica y profesionalmente mejor para poder competir en un futuro inmediato, en que no se puede mantener un sobredimensionado Estado con televisiones y empresas públicas en pérdidas que sólo sirven de plataformas mediáticas y colocación de enchufados mientras que los que las disfrutan contemplan cómo nos sablean a impuestos para financiar un gasto público que no para de crecer, en que nadie, sino las personas, los emprendedores y mayores cuotas de libertad, y no los políticos, son lo único que nos puede sacar de esta tremenda crisis provocada por la única burbuja que ha resistido a las demás: la burbuja política.

Yo me lo creo.

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