Opinión

¿Energía Nuclear? Por supuesto

Imaginen que cuando empiece a apretar el calor deciden bajar a pasar un día en Samil. Y mientras disfrutan de la lectura en el arenal vigués, descubren que hay una persona ahogándose en el agua entre airados aspavientos y sonoros gritos. Hay que actuar de manera inmediata ante esta emergencia. Un socorrista sale corriendo boya en mano y, tras unos interminables instantes, consigue alcanzar al protagonista de la escena. Y entonces sucede algo insólito. Tras unos segundos de conversación, el socorrista da la espalda a nuestro hombre y se vuelve por donde ha venido. Al llegar a la orilla los curiosos se interesan por lo sucedido y el socorrista, todavía con mirada incrédula, afirma: “me dice que no quiere que lo salve yo porque soy del Depor”.

Aunque les parezca que esta historia es absurda hasta límites insospechados, en realidad es lo que sucede todos los días cuando hablamos de la emergencia climática. Si alguien verdaderamente se está ahogando, ¿creen ustedes que tendría ese tipo de remilgos con el socorrista que viene a salvarle la vida? Del mismo modo, si alguien realmente creyera que estamos en una emergencia climática, ¿creen ustedes que se opondrían a una tecnología capaz de ayudarnos, más que ninguna otra, en la lucha contra la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero?

Lo que sucede realmente es que no se lo creen ni ellos. De hecho, sucede exactamente lo contrario. Los que se autoproclaman muy preocupados por la emergencia climática, los que creen que el mundo se va a terminar en cuarenta años, los que generan ansiedad a nuestros hijos con el catastrofismo climático, los que quieren prohibirnos viajar en avión y los que quieren que no tengamos coche, la mayoría de ellos son profundamente antinucleares. Si verdaderamente creyeran que estamos en una emergencia (que no lo estamos) su opinión sería otra. 

La energía nuclear es una aliada imprescindible en la transición energética. Por muchas razones que detallaré en un momento. Y no lo digo yo, lo dicen las instituciones europeas que han dictaminado que la energía nuclear es tan verde, al menos, como esas energías que todos consideramos muy verdes. No solo eso, sino que Europa cuenta con la energía nuclear como tecnología clave en las próximas décadas. Sin ella, no seremos capaces de descarbonizar las economías. Todos los países de Europa que tienen centrales nucleares lo tienen muy claro. Todos menos uno, el nuestro.

En la Europa de los 27, la energía nuclear es la tecnología que más electricidad produce. Es la tecnología líder, por encima de todas las demás. Produce más que el gas, más que el carbón y produce casi la misma cantidad de electricidad que las energías solar y eólica juntas. Otra forma de verlo es que, si prescindimos de la energía nuclear -como quieren algunos-, sería como si nunca hubiéramos instalado un molino eólico o un panel solar. Todos los años de inversiones multimillonarias, de subvenciones y atracos al ciudadano, no habrían servido de nada. Sería como comenzar el camino de nuevo. 

Porque la energía nuclear tiene numerosas ventajas y muy pocos inconvenientes. El más relevante, la generación de residuos radiactivos. Residuos que jamás han hecho daño a nadie porque sabemos gestionarles de la forma más adecuada y segura. Tenemos energía nuclear en España desde los años 60 y nunca hemos tenido que lamentar ningún tipo de daño a ninguna persona ni al medioambiente por la gestión de los residuos de las centrales nucleares. Podemos seguir diciendo que son muy peligrosos, pero es falso. La realidad no entiende de relatos políticos, por mucho que lo repitan una y otra vez.

Si queremos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sin perder competitividad, debemos continuar con la operación de nuestras centrales nucleares. Son capaces de funcionar las 24 horas del día y no dependen de factores climáticos. Da igual si llueve o no, si hay viento o no, si hay sol o no. Es decir, aseguran el suministro de electricidad. Además, son competitivas y reducen los precios de la electricidad. Desplazan la quema de combustibles fósiles, lo cual tiene varias ventajas: la electricidad es más barata, equilibramos la balanza de pagos y reducimos los impuestos por las emisiones de CO2. Por si fuera poco, reducen la dependencia energética exterior, generan empleo estable y de alta calidad y, además, son muy útiles para actividades que pueden tener mucha relevancia en el futuro, como producir hidrógeno en cantidades enormes o desalar agua del mar.

No apostar por la energía nuclear no tienen ninguna justificación racional. Detrás de su persecución únicamente hay relato político y la pretensión de implantar determinadas agendas ideológicas, siempre destinadas a quitarnos libertades. En España tenemos un gobierno que prefiere cerrar las centrales nucleares para seguir quemando gas. Igual hay una agenda oculta que no conocemos. Por lo menos, no se traguen ustedes eso de que lo hacen por el clima, aunque sean del Depor.

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