Opinión

Pantallas y salud mental en menores

Hace unas semanas llevé al parlamento un tema poco común para el debate habitual de la cámara, pero muy necesario. Llevamos una propuesta de prevención para menores contra el mal uso de las llamadas Tecnologías para la Relación, la Información y la Comunicación (TRIC). Para saber hasta qué punto estamos normalizando las pantallas con el día a día de nuestros hijos e hijas, sólo tenemos que buscar los vídeos más vistos de uno de los buscadores más populares. Y lo cierto es que el entretenimiento infantil dirigido a la primera infancia comienza a ocupar el ranking de los vídeos más vistos. Y bien, ¿cuál es el problema? Se preguntarán muchas personas…

El problema es que las TRIC si se usan de forma excesiva, pueden tener consecuencias negativas sobre la salud de los menores. Además, la adicción que esconden las pantallas se multiplica cuando se añade el factor de las redes sociales. El autoconcepto de uno mismo y la propia autoestima de los menores se puede ver dañada.

Partimos de la premisa de que la mayoría de los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero lo cierto es que hay que preguntarse el porqué de la necesidad de poner una pantalla delante de niños muy pequeños o incluso bebés. ¿Acaso son los padres los únicos responsables, porque estamos ante una generación de progenitores mucho más ocupados por partida doble, o también juega un papel fundamental la presión social que ejercen aquellas personas a las que les incomodan los niños en un restaurante o cafetería por ejemplo, si se mueven, ríen o gritan en un momento dado? Incluso se prohíbe el acceso a menores a ciertos restaurantes u hoteles por ejemplo, algo totalmente desafortunado. Los niños y niñas por naturaleza juegan, son inquietos, ríen, lloran, etc no podemos cambiar su esencia. Las pantallas pueden invernar esa forma de ser, pero a costa de un alto precio. El sedentarismo o la adicción a las pantallas son alguna de las consecuencias negativas para la salud de los menores.

Las nuevas tecnologías reportan beneficios y competencias indudables, pero el mal uso de las mismas puede acarrear un alto precio para la salud mental. Expertos/as recomiendan retrasar al máximo el uso de las TRIC. La generación actual de adolescentes, es la muestra poblacional más expuesta a las pantallas y redes sociales. Es necesario hacer estudios sobre el impacto de las mismas. Como el elaborado por Unicef España desarrollado en alianza con la Universidad de Santiago de Compostela y el Consejo General de Colegios de Ingeniería en Informática de España en el que se concluyen datos preocupantes. Porque lo cierto, es que poco a poco se empieza a hablar de la salud mental, y todo ello va unido inevitablemente a las consecuencias que las redes sociales pueden ejercer sobre la misma.

La teoría de la comparación social se llega a distorsionar con el uso excesivo de las redes sociales, ya que los jóvenes de hoy en día se comparan con un abanico de iguales mucho más amplio y significativamente popular en esa especie de mundo virtual paralelo. Además la distorsión de la imagen de los filtros de algunas redes sociales, impacta directamente en la autoestima de los jóvenes, y por ello debemos invertir recursos de prevención y uso saludable de las TRIC.

Allá donde tengamos un altavoz tenemos que poner el debate sobre la mesa. Por todo ello es urgente un plan preventivo coordinado entre, Universidades, administración, educación y deporte entre otros, para prevenir e informar de las consecuencias negativas de las TRIC y preparar a menores y adolescentes para el buen uso de las mismas.

La autoestima de nuestros menores no puede estar condicionada al número de seguidores, likes o incluso a la comparativa irreal que las redes sociales ofrecen de sus iguales y que frustran sus metas vitales convirtiéndolas en inalcanzables. Es el momento de actuar, la responsabilidad es compartida, no sólo de los padres, que también, sino del conjunto de la sociedad allá donde podamos ofrecer visibilidad,prevención y soluciones.

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