Dejar de mirar el reloj para empezar a mirar el horizonte

SENDA 001

Publicado: 21 dic 2025 - 02:10

Dejar de mirar el reloj para empezar a mirar el horizonte
Dejar de mirar el reloj para empezar a mirar el horizonte

Amedida que se acerca el cierre del año, el ritmo en el mundo empresarial suele volverse frenético. Es el tiempo de la contrarreloj: ese periodo dedicado a cerrar presupuestos, cuadrar objetivos del último trimestre y asegurar que cada engranaje de la maquinaria operativa esté en su sitio. Sin embargo, para quienes lideramos organizaciones en sectores de alta velocidad, este diciembre debería sentirse diferente. En nuestra mesa, la estrategia para el próximo año ya no es una incógnita; está decidida, aprobada y lista para ejecutarse. Los indicadores están definidos y el mapa de ruta trazado, lo que nos otorga un privilegio escaso: la libertad mental.

Mi invitación para estos días de pausa no es revisar lo que ya hemos planeado, sino levantar la vista por encima de la hoja de ruta. Existe una diferencia fundamental entre la táctica y el propósito. La táctica es el reloj; es precisa, necesaria y nos dice qué debemos hacer en cada minuto de la jornada, pero el horizonte es el propósito, aquello que nos da sentido más allá de los resultados inmediatos. En entornos disruptivos es fácil caer en la trampa de la eficiencia operativa y olvidar por qué decidimos emprender este viaje en primer lugar. La Navidad nos ofrece el regalo del silencio, y es en esa calma donde el liderazgo debe dejar de ser una gestión del presente para volver a ser una arquitectura del futuro.

Mientras el plan operativo se ocupa del método, este tiempo de reflexión debe centrarse en el significado. Debemos preguntarnos cómo cambiarán las necesidades humanas en los próximos cinco años, más allá de lo que dictan las modas tecnológicas actuales, o si estamos construyendo una cultura organizacional capaz de sobrevivir a los ciclos de mercado. El presupuesto anual rara vez captura las corrientes profundas del cambio social. Por eso, el tiempo de Navidad es ideal para observar esas señales sutiles, como las nuevas formas de entender el talento o las implicaciones éticas de las herramientas que desarrollamos, que aún no han llegado a los informes financieros.

Tener la estrategia más que pensada nos permite, por fin, permitirnos el lujo de la curiosidad. Mi mensaje para mi equipo y para mis colegas en este fin de año es que confíen en el trabajo que ya hemos hecho. El plan para el lunes de enero es sólido y está listo. Por eso mismo, es el momento de guardar el reloj y dejar de medir el éxito solo por la velocidad de ejecución.

No miremos el calendario con la ansiedad del que llega tarde, sino el horizonte con la claridad del que sabe exactamente hacia dónde navega. Las mejores visiones no suelen nacer bajo la presión de una reunión de planificación, sino en la serenidad de una tarde de diciembre, cuando finalmente recordamos que nuestra misión no es solo cumplir objetivos, sino transformar la realidad. Que esta pausa sea el combustible necesario para el gran viaje que ya tenemos diseñado. Felices fiestas.

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