No lo estropees en el último minuto

La modelo Mar Flores ha presentado su libro rodeada de famosos, familia lejana, y Boris Izaguirre. Se llama “Mar en calma” y su rostro agarrotado en el photocall refleja exactamente lo contrario. Dice que ha sido una “muñeca rota” y que ahora es “un mujerón”, o quizá fue antes el huevo que la gallina. Presentaron el libro el periodista Martín Bianchi y su psicóloga, Laura García Agustín (no es broma). No está claro si “Mar en calma” es parte de la terapia, o si la terapia es parte de “Mar en calma”. Supongo que un tiempo en el que las influencers se graban videos en TikTok llorando porque se les ha roto su vestido favorito, Mar ha visto una oportunidad perfecta para la exposición pornográfica de sus intimidades psicológicas. El mundo en vilo ante la posibilidad de que su exmarido Carlo Costanzia presente sus memorias acompañado del urólogo.

Cantar disturbios

El grupúsculo musical Pussy Riot ha actuado en España. Estas chicas rusas ya sonaban un poco rancias con su punk-protesta en 2012, cuando adquirieron fama por escandalizar mucho tras un dar un concierto no autorizado en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú. Tras su heroica aventura que pretendía ser anti-Putin y terminó quedándose en la enésima ofensa gratuita a los cristianos, las chicas fueron condenadas, a pesar de que la iglesia rusa pidió clemencia para ellas. Practicaban entonces un activismo LGTBI, feminista y cosas así súper entretenidas. Una de ellas, Yekaterina Samutsévich, se hizo famosa por liderar una protesta contra el Gobierno consistente en que un grupo de chicas activistas besaran a la fuerza a mujeres policía en las estaciones de metro de Moscú. Brillantísima idea por la cual, para protestar contra Putin y demostrar su alto grado de feminismo, terminaron siendo acusadas de agresión sexual, porque los besos no fueron consentidos. Este montón de despojos ideológicos con aroma a tediosa boomerada, como decía, ha actuado en España. Te doy cinco segundos para que adivines qué ciudad podría acoger algo así. ¡Bingo! Has acertado. Barcelona. Fiestas de la Mercé, para más señas, que no tiene culpa de nada.

Nada que hacer con Elsa

La actriz, modelo, y mito aspiracional de noviazgo incipiente para toda una generación, Elsa Pataky, ha visitado España para un evento de la marca Biotherm, de la que es embajadora. Tras llegar a Madrid desde Australia, donde reside, ha vuelto a exhibir su incansable belleza, y ha dicho a los medios que lo que más le preocupa “es la flacidez”: “tengo obsesión por crear masa muscular”. Entiendo bien a la muchacha porque a mi me pasa lo mismo, salvo que yo creo masa muscular perimetral, unos centímetros por encima de las caderas. Ella lo hace con ejercicios de resistencia y yo al revés: no me resisto al lacón con grelos. Elsa está guapísima una vez más y le encanta desalentar a su legión de eternos aspirantes siempre que viene, recordando ante los medios que cada año está más feliz y enamorada del actor australiano Chris Hemsworth. ¿Qué tendrá él que no tenga yo, aparte de menos masa muscular perimetral?

Boda en dos tiempos

El cantante Pablo López y Laura Rubio (ex alumna de “La Voz” a quien conoció en talent show en 2017) se han casado. Por ser precisos, ya estaban casados: la ceremonia tuvo lugar en la intimidad el pasado mes de julio en el Jesús de Medinaceli de Madrid. Ahora lo que han organizado es una boda civil para emborrachar a 300 colegas, romperse la camisa, y lanzar el ramo y todas esas cosas que hay que hacer, como Dios manda, después de casarse en el templo. Entre los invitados, rostros como Eugenia Martínez de Irujo, David Bustamante, o Luis Fonsi. La juerga se celebró en La Casería de los Tomillos, en Cádiz. La pareja exhibe siempre discreción y ambos se dedican a la música. Es decir, la boda fue una reunión de amigos, no un desfile de famosos, pese a que había mucha estrella. Alerta snob: los novios pidieron a los 300 invitados que dejaran los móviles a la entrada. La excusa: que disfrutaran de la finca y no perdieran tiempo grabando videos. Es una pena que, habiendo organizado una de las pocas bodas de exquisito gusto que traigo a esta sección, hayan caído en semejante paletada. Todo el mundo entiende que lo de disfrutar del paisaje es un eufemismo para no decir que no quieres filtraciones sin contexto, pero no puedes retirar el móvil a tus invitados. Eso es una cursilada infinita. De pésimo gusto. Hay que ser Mick Jagger para hacer algo así. Y con todo, aún en el Rolling Stone seguiría siendo una catetada de padre y muy señor mío.