Jenaro Castro
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PUNTADAS CON HILO
Sólo en España suceden estas cosas. En una sola semana: Un fiscal general juzgado, pero no sentado en el banquillo sino en el estrado, defendido por sus subordinados, que están obligados a seguir sus órdenes. Un fiscal general respaldado por un Gobierno que se empeña en mantenerlo, a pesar de su posible participación en la conspiración contra la presidenta de Madrid, orquestada desde La Moncloa. Pero no pasa nada.
Es más, los socialistas y su Gobierno continúan acusando a los jueces de prevaricación, puesto que no ven ninguna razón para juzgar a nadie que tenga relación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez en sus maniobras políticas. El portavoz parlamentario, el inefable Patxi López, califica de estrambote el juicio, aunque más bien querrá decir estrambótico, en su deseo de desacreditar a los jueces; nada menos que a siete magistrados del Tribunal Supremo. Esta defensa a ultranza de García Ortiz por parte del Gobierno es una de las pruebas más claras de que todo se ha urdido desde el entorno de Pedro Sánchez, con la colaboración o promoción del super ministro Bolaños y del entonces jefe de Gabinete Oscar López, hoy ministro de algo.
Al mismo tiempo, la Audiencia Nacional abre una causa penal para investigar las cuentas del PSOE por presunta financiación ilegal. Una de las líneas rojas que los socios de investidura decían que no podría superarse. Aquello de Rufián: si esto se queda en tres pillos -dos secretarios de organización, nada menos- que se llevan unos euros se puede pasar, pero financiación ilegal del PSOE, no. Ahora los jueces van a investigar cómo funcionaban los sobres con dinero en metálico entre los dirigentes del PSOE. Rufián callará, dirá que los jueces son prevaricadores, políticos y patriotas. No pasa nada.
Para aumentar la emoción, el grupo parlamentario nacionalista catalán Junts, socio intermitente de investidura, anuncia que no apoyará ninguna iniciativa del Gobierno, que bloquea la legislatura, que no saldrá nada con su apoyo
Por si fuera poco, el juez Peinado amplia la causa contra la mujer del presidente, Begoña Gómez, con más implicaciones de altos cargos de La Moncloa sospechosos. Pero, para el presidente y sus ministros no hay caso.
Al mismo tiempo, el ministro de Política Territorial y Memoria Histórica, Ángel Víctor Torres aparece implicado en una trama de compra irregular de mascarillas durante la pandemia cuando era presidente de Canarias. Y tampoco pasa nada, porque la UCO -que no lo investigaba a él- no ha encontrado otras fechorías que le adjudicaban, pero que pueden aflorar en cualquier momento. Mientras tanto, todo justificado, todo correcto. Que nadie se mueva
Para aumentar la emoción, el grupo parlamentario nacionalista catalán Junts, socio intermitente de investidura, anuncia que no apoyará ninguna iniciativa del Gobierno, que bloquea la legislatura, que no saldrá nada con su apoyo. Es como la concreción de la ruptura anunciada hace días. Y no pasa nada. Vamos a seguir, dicen los ministros, continuaremos negociando iniciativa a iniciativa con todos los grupos. No pasa nada. Es cierto que Junts amagó tantas veces que ha perdido credibilidad, incluso con una amenaza tan rotunda como ésta. Suponen que sólo quieren elevar la tarifa por sus servicios. Pero, si mantienen la amenaza, va a ser imposible que pueda seguir aguantando este Gobierno de coalición, que va de traspié en traspié.
El viejo sueño del presidente del Gobierno: no tener que pasar el tedioso y trabajoso trámite de aprobar las iniciativas gubernamentales en el Congreso. De hecho, ya se habló en su momento de las indicaciones de La Moncloa para que sus ministros tomaran decisiones que no necesitaran pasar por el Parlamento. Ahora van a tener la oportunidad de ponerlo a prueba con la amenaza de Junts.
Pero el sanchismo se quiere mantener en poder, con apoyo o sin apoyo de los 7 catalanes. Esto no se deja. Va a ser muy interesante ver todas las maniobras que desarrollarán para eludir al Parlamento. El Senado ni les preocupa, Bolaños ya modificó en su cabeza la Constitución para aseguran que es una Cámara de segunda lectura y sin trascendencia alguna. Sólo en su cabeza, claro.
Continuar sin Presupuestos Generales del Estado no les altera nada porque ya es costumbre esta actitud inconstitucional. No convalidar Reales decretos tampoco les inquieta. Perder una votación detrás de otra tampoco es motivo para convocar elecciones. Aquí no se mueve nada. El Parlamento puede ignorarse, para eso está Francina Armengol en la presidencia.
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