Paralímpicos, los herederos de la contienda

Publicado: 25 ago 2025 - 01:30

Los pioneros paralímpicios de 1948, junto a Guttmann, Scruton y el equipo médico.
Los pioneros paralímpicios de 1948, junto a Guttmann, Scruton y el equipo médico.

Este verano se recuerdan los 80 años del final de II Guerra Mundial. Masacre, o perfecta descripción de la maldad de nuestra especie.

Solo en Inglaterra causó 370.000 muertos y aproximadamente el doble de heridos graves. Una gran parte con lesiones medulares, paraplejia y tetraplejia.

Durante la contienda, el destino de estos desdichados era aterrador. El 80 por ciento no superaba el año de vida. Traumatizados, deprimidos, encamados. Víctimas de infecciones urinarias o de las temidas úlceras por presión.

El doctor británico George Riddoch había sufrido una situación similar al término de la I Guerra Mundial y no quería repetirla. En 1943 propuso a las autoridades crear un centro específico y contratar al revolucionario neurólogo Ludwig Guttmann. Un judío alemán, fugado del atroz régimen nazi.

El Hospital Stoke Mandeville se estableció en Aylesbury, a unos kilómetros de Londres. Guttmann, junto a la doctora inglesa Joan Scruton, practicaron un protocolo innovador en aquella época.

Cambio de posición de los pacientes cada dos horas, vida al aire libre y mucho ejercicio físico. El tiro con arco, polo y baloncesto en silla de ruedas fueron los primeros deportes.

Los resultados fueron notables. Los pacientes recuperaron la fuerza y la vitalidad. También las relaciones sociales, porque en los juegos participaban personas sin lesiones.

Guttmann comprobó el poder terapeútico del deporte. Finalizada la guerra, decidió igualar sus valientes atletas al resto.

Londres recuperó los Juegos en 1948. Guttmann creó un evento paralelo llamado “Juegos Stoke Mandeville”, con 16 miembros de su centro. Primer embrión de los Paralímpicos.

Un camino con mucha miseria y más recelos

Ludwig Guttmann, padre de los Paralímpicos, felicita a varios jóvenes deportistas.
Ludwig Guttmann, padre de los Paralímpicos, felicita a varios jóvenes deportistas.

El camino hacia unos Juegos Paralímpicos fue más bien una odisea. El empeño de Guttmann y Scruton fue titánico, luchando contra la escasez económica y los prejuicios sociales.

En 1952 realizaron el primer encuentro internacional, con un centro holandés. Junto a otros entusiastas, organizaron eventos en Roma 1960 y Tokio 1964, reservados a parapléjicos y sin ayuda del COI. También constituyeron la primera organización internacional (CIC), presidida por Scruton.

Entonces, muchos países consideraban estas reuniones “humillantes”. Japón -casi dos millones de muertos en la guerra- lo consideraba “inmoral”. La URSS -26 millones de víctimas- aseguraba no tener “incapacitados en el país”. Entre 1968 y 1988 -ya sin Guttmann- encontrar sede y financiación fue tedioso.

En 1976 cambiaron su denominación a ‘Juegos Paralelos’ y se abrieron a ciegos, atletas sin silla o los considerados “retrasados mentales”. Un salto adelante que obligó a cambiar la estructura. Guttmann consideraba que los atletas no debían clasificarse por dictamen médico y sí según su capacidad.

En 1982, el CIC estableció 10 categorías, agrupando a deportistas similares independientemente de su lesión o enfermedad. Cada deporte, a su vez, tuvo permiso para readaptarlas a sus necesidades. A esta estructura sólo le faltaba el respaldo olímpico.

En el año 1989, por fin, se creó el Comité Paralímpico Internacional, después de acordar con el COI compartir sede con los Juegos. Desde Seúl 88 y Albertville 92, ambos caminan juntos en verano e invierno.

Del desastre de la guerra a la gloria del estadio. Éste es el maravilloso poder regenerador del deporte.

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