Parricidio en El Palmar

LA OPINIÓN

Publicado: 21 dic 2025 - 03:20

Juan Carlos Ferrero y Carlos Alcaraz, en un entrenamiento.
Juan Carlos Ferrero y Carlos Alcaraz, en un entrenamiento. | La Región

Cuando te fijas en todo lo que ha logrado hasta ahora, el ‘mago español’ es el mejor jugador que a su edad haya jugado al tenis”. El mago español es Alcaraz porque cuando blande la raqueta evoca al Mago Merlín con su báculo de Ávalon. El autor de la frase es Rick Macci, quien ocupa el escalón más alto de la pirámide de los entrenadores. Sus manos han esculpido los halos más brillantes. Roddick, Capriati, Sharapova y, sobre todo, las hermanas Venus y Serena. En 1991, viajó hasta Compton, el salvaje suburbio de Los Ángeles, para chequear el nivel de las hermanas tras ser urgido en repetidas ocasiones por su padre. Allí, obnubilado por la calidad de las jóvenes, extendió un contrato por el que proveía formación, alojamiento, comida y educación gratis en su escuela de Florida a cambio del 15% de sus premios. El padre de las estrellas, replicó otro acuerdo en el que solicitaba una casa para toda la familia, educación para todas sus hijas, empleo y acceso a los entrenamientos. Richard Williams es conocido por sus injerencias en el trabajo ajeno, pero los dos lo vieron tan claro que no había cláusula que tumbase la coalición y estrecharon sus manos.

Carlos Alcaraz -padre- y Juan Carlos Ferrero acaban de firmar la antítesis de este concierto en Murcia. Sus discrepancias han sido suficientes a la hora de renovar la relación contractual sobre la mentoría de su hijo y han puesto fin, sin rodeos, a una alianza gloriosa de siete años y seis Grand Slams, una plata olímpica o dos trofeos de Número 1 que se han ido al limbo de las cosas que Dios sabe si volverán a ocurrir. Los ventajistas dicen que esto se veía venir cuando se introdujo en el equipo a Samuel López, pero la noticia, inesperada y turbulenta, ha sido un jarro de agua congelada en la calidez de una unión que parecía indisoluble.

Sus discrepancias han sido suficientes a la hora de renovar la relación contractual sobre la mentoría de su hijo y han puesto fin, sin rodeos, a una alianza gloriosa de siete años y seis Grand Slams, una plata olímpica o dos trofeos de Número 1 que se han ido al limbo de las cosas que Dios sabe si volverán a ocurrir.

Un matrimonio que excedía, por mucho, al deporte. Un vínculo paternofilial de afecto, devoción y una báscula minuciosamente calibrada entre deber y poder. Carlos es el verso blanco del tenis, el huracán desbocado, el manantial de energía rebosante que amenaza autólisis. Ferrero, el anticiclón sereno que le fuerza a tomar tierra. Que le dice que no toca la Fórmula 1, que le pauta su ocio ibicenco, que le recuerda esa relación inexorable entre el sudor y los sueños. “Para ser el mejor de la historia, esclavo tienes que ser. Si no, hay que aceptar que quizá no llegues a tu mejor versión”.

La franqueza de Ferrero nunca ha sido negociable. “Me hubiera gustado seguir”, cuenta lacónico en su despedida. Su plan, antes de que todo saltase por los aires, era permanecer diez años con Carlos para, tras una vida recorriendo el mundo, centrarse en su academia de Villena. Puede que, más allá de la discordia económica, ese haya sido el detonante. La Ferrero Tennis Academy nacía en 1990 en Alicante. Tres años después, la que hoy es conocida como la Carlos Alcaraz Academy que dirige Carlos Alcaraz senior en El Palmar. Los intereses, la mercadotecnia y los egos no debieran enturbiar la armonía y parece que sí lo han hecho en lo que el tiempo amenaza convertir en un error craso y flagrante.

¿Qué ocurrirá ahora que Alcaraz ha perdido el termómetro que controlaba su fuego? ¿Será el nuevo Ícaro, condenado por su desobediencia, o aparecerá un nuevo gurú que lo domeñe? La frase de Rick Macci con la que abre este artículo exaltando al ‘mago español’ continúa: “No obstante, en la vida no se trata de cómo o dónde empiezas, sino de dónde terminas finalmente”.

@jesusprietodeportes

Contenido patrocinado

stats