Xavier Castro
A MESA Y MANTELES
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TRAZADO HORIZONTAL
La hipocresía y la demagogia en política son como las mentiras: tienen las patas cortas y consecuencias largas. Al PSOE feminista, “soy feminista porque soy socialista” dijo Ábalos, se le ha vuelto en contra el monopolio politizado de la igualdad. Aquella convocatoria del 8-M en pleno contagio del covid fue un mal presagio, la marca de agua que delató desde el principio una forma de hacer política sustentada en la propaganda y la sincronización mediática. PSOE y Podemos se batían el cobre en la rentabilidad electoral del feminismo, que tras lo acontecido, incluidos Errejón y la excarcelación de violadores, ha arrojado por los suelos al socialcomunismo feminista.
Durante seis meses, Pedro el santo y sus mujeres guardaron en un cajón las denuncias contra su hombre de confianza en La Moncloa, Francisco Salazar. Hasta le recuperó como asesor externo a escondidas, sin calibrar la rebelión interna y societaria MeToo que le esperaba por ocultar, una vez más, la realidad y la verdad. Pedro ha evitado dejar palabras en público sobre el caso Salazar. El día de la Constitución rehuyó contestar preguntas ante la prensa. Prefirió regalar a los periodistas las migajas de unas palabrillas off the record, sin micrófonos ni cámaras, asumiendo “el error no premeditado sin denuncia en la Fiscalía” para, en pleno festivo de la Inmaculada, intentar zanjar el asunto con el cese de la mano derecha de Salazar en Moncloa, Antonio Hernández.
Pedro ha evitado dejar palabras en público sobre el caso Salazar.
Estamos, pues, ante un ajuste de cuentas interno, que no sólo airea las vergüenzas sexuales del sanchismo, sino que intenta reconstruir el monopolio ideológico del feminismo político, eso que se llamó ideología de género en la teoría de la ciencia indignada electoralista. Podemos y lo que queda de ese movimiento en la resta de Sumar han usado el caso Salazar, el harén de Ábalos y sus aventuras, lo de Tito Berni y otras debilidades machistas contra Sánchez para okupar, como si fuera otra institución, el espacio del feminismo electoral. Resulta enternecedor pensar -dicen- que el entorno familiar de Pedro pidiera la cabeza del “putero” Ábalos por sus andanzas extramatrimoniales. Las ramificaciones sexistas antifeministas, Salustiano y sus saunas incluidas, se han convertido en una orgía política de inmoralidad pública que por momentos amenaza la legislatura más que la propia corrupción sistémica que asola al sanchismo moribundo. Aquellas fiestas de paradores de Ábalos, principalmente en el parador de Teruel que negó la Alegría portavoz de la huerta, la tal “Carlota, que se enrolla que te cagas”, Jésica la colocada que no curraba ni fichaba y demás enchufadas con dinero público, el apartado líder socialista de Torremolinos y el caso del dimitido Tomé en Lugo, etc, se han merendado la poca credibilidad que le quedaba al PSOE en materia feminista, puesto que respecto a la corrupción y su doble rasero ya estaba más que perdida.
Los cómplices y encubridores de Paco Salazar y su bragueta son los mismos que taparon la corrupción de los Koldo, Ábalos y Cerdán, los mismos que encubrieron el caso Begoña y proclamaron la inocencia del fiscal del borrado, los mismos que enchufaron al hermanísimo en re mayor y los mismos fontaneros de cloaca que crearon a la detenida Leire o protegieron al ex de la SEPI y demás vergüenzas del sanchismo. Las elecciones de Extremadura serán el próximo castigo de San Pedro por sus últimos pecados terrenales. Da un poco de grima ver a ese candidato imputado y jaleado arengando en campaña después de aforarse a la carrera como una liebre huidiza cual galgo de Paiporta. Gallardo actúa, como si nada, en la función electoral extremeña, de espaldas a la continuidad de Almaraz y en espera de juicio por colocar al hermanísimo con dinero de los extremeños. Lo mismo cabría decir si Feijóo hubiera permitido la continuidad de Mazón en Valencia de cara a unos futuros comicios autonómicos o del denunciado y dimitido alcalde de Algeciras. Pero llegados a este punto, todo vale en el código ético de Pedro santo, empeñado en preservar el poder para defenderse de los autos judiciales, los informes de la UCO y la verdad de las urnas. Secuestrar la democracia tras perder las elecciones, impidiendo ahora dar voz y voto a los españoles para que dicten sentencia política por temor a perder la impunidad, es un acto antidemocrático digno de ser sancionado en la propia conciencia del sistema. Los pecados veniales del sanchismo que debilitan la buena relación con los fundamentos de la democracia amenazan con ser en el futuro pecados mortales de indicios caribeños, cuando soplan vientos de libertad, paz y democracia con la nobel Corina en Venezuela. Ahora bien, el sanchismo incurre plenamente en los siete pecados capitales: Soberbia, porque la ejerce; avaricia, porque no suelta el poder; lujuria, por Salazar, Koldo, Ábalos y sus burdeles; ira, porque la desata contra sus rivales; gula, por su apetito de okupación institucional; envidia, porque no quiere que nadie ocupe su lugar; y pereza, porque evita un adelanto electoral de regeneración democrática.
Álvaro García Ortiz ya conoce la letra pequeña de su condena por parte del Tribunal Supremo y medita su recurso ante el Constitucional de Pumpido que, según Miguel Ángel Rodríguez “no podrá salvar al fiscal delincuente”. La sentencia dice que “sobre el fiscal pesaba un reforzado deber de reserva y confidencialidad que quebrantó sin justificación”. A García Ortiz, el fiscal del borrado, se le ha condenado por filtrar él o su entorno (con su conocimiento) el correo del novio de Ayuso y por dictar una nota de prensa “para responder a una noticia falsa con un delito”. Ortiz fue condenado a dos años de inhabilitación, a una multa de 7.200 euros y a una indemnización de 10.000 a la pareja de Ayuso por daños morales. La sentencia se sustancia en 233 folios, de los que 53 pertenecen al voto particular de los dos magistrados en desacuerdo y el resto a los cinco a favor. Queda probado, además, el valor incriminatorio del borrado, “un borrado concienzudo-doble borrado”, que también corroboró la UCO. “La nota y la filtración del correo -dicen los magistrados en la sentencia- consolidan el mismo hecho que se subsume en la divulgación de datos reservados”.
José Félix Tezanos ha demostrado ser un sanchista entusiasta en su comparecencia de esta semana en la comisión del Senado que investiga su labor al frente del Centro de Investigaciones Sociológicas dependiente del Gobierno. Tezanos estuvo destemplado, desafiante y dando su versión socialista más hooligan. Dijo que el “CIS siempre da en el clavo”, cuando los hechos, los demás sondeos y los resultados electorales le desmienten. Invocó a “la Inquisición y Torquemada” cuando le preguntaron cuántas veces habla con el presidente del Gobierno. Es decir, se negó a contestar. Inasequible al desaliento y al servilismo partidista, Tezanos explicó que si sitúa como ganador al PSOE es “porque es al que más votan”, aunque en realidad el partido ganador y más votado en las elecciones generales de 2023 fue el PP con 137 diputados, 16 escaños más que el PSOE. Obligado a decir la verdad, Tezanos demostró no importarle lo más mínimo el desprestigio del CIS desde que él fue designado por Sánchez, y que las demás encuestas le contradigan constantemente y acierten o se aproximen más a la realidad electoral.
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