Perdone usted

Qué pasa con el ruido? Muchas cosas, tantas, que habría que preguntarse el por qué de tanta estridencia con que se nos regala. Es como si estuviera expresamente programada para atronar los oídos y taladrar el cerebro sin posible defensa. Hay una empresa televisiva que en cuanto usted enciende la televisión le asaltan unos chillidos y golpes insufribles. Consultada por algún remedio respondieron que no, no hay. O sea, si le gusta, bien, y si no, se aguanta. Solución: quitar el audio. No, perdone usted. No es música. Es simplemente ruido. La música la pone uno sin que ninguna oficiosidad se la imponga. Eso entre muchas cosas.

El silencio es un regalo, un lujo. Pero todo el mundo necesita un tiempo de silencio elegido para poder volver otra vez a la cotidianeidad, con el alma un poco en paz.

Por ejemplo, los pisos y establecimientos insonorizados. Y ya, los estampidos, estrépitos, y barahúndas que se sufren porque es así. La noche, vamos a dejarla. No todo el mundo tiene medios para vivir en un barrio residencial. En ellos no vuelan las moscas por no molestar. Sobre los barrios de bajos ingresos la Universidad de Chicago realizó una investigación con el objeto de averiguar por qué los niños obtenían peores resultados en atención y memoria. En esas zonas como se ve en cualquier película o reportaje sobre las mismas, puede comprobarse que el ruido abarca desde el caos que provocan los coches sin silenciador, los ladridos de perros, los gritos de niños y adultos, y un etc., imposible de enumerar. Pues bien, según el trabajo de investigación al que nos referimos, ese ambiente saturado de ruidos, provoca una erosión neurológica, ya que el ruido errático y de alta frecuencia, origina un estrés demoledor semejante al que dejaría el estar ante un peligro cercano.

El ruido ha sido calificado por diversos expertos como un riesgo alarmante para la salud en general. Es una contaminación acústica de la que nadie habla, y menos trata.

El silencio es un regalo, un lujo. Pero todo el mundo necesita un tiempo de silencio elegido para poder volver otra vez a la cotidianeidad, con el alma un poco en paz. El asunto da para más de lo que se pueda uno imaginar. Por eso es tan importante llevar la atención hacia él. Según todas estas investigaciones que se han hecho en los diferentes países, los niños de 8 a 10 años son los más afectados. Y algo interesante es que los daños neurológicos provocados por el ruido, se proyectan con más incidencia a largo plazo. El silencio es el oro que no se ve.