Jaime Noguerol
EL ÁNGULO INVERSO
La mirada sabia del barman
Viernes, 10 de enero
Nuestro hombre pertenece a aquella generación que lo tenía complicado en el amor. Era muy lento el proceso hasta alcanzar los labios de ella. Tomarla de la mano era una aventura. Ay, los forcejeos al regreso en el portal oscuro eran cotidianos. Palpar sus rodillas en la oscuridad del cine era un acto heroico. Siempre el temor de que el acomodador iluminase con su delatora linterna.
Estoy hablando de José Luis Mondelo. Tenía curiosidad por saber el otro lado de su aventura en el programa de “First Dates”.
Conque me lo encuentro en la calle de La Paz. Me pareció un hombre culto y bastante solitario, pero muy asequible. Le digo: “Tuvo mucha gracia cuando le espetó, al final del programa, a su cita ‘Yo no soy un mendigo del amor”. Quizás lo supiese, pero es el título de una vieja canción de Camilo Sesto. Pero dejemos que hable él: “Me enviaron los billetes de tren, en Madrid me esperaba un chófer y me sorprendió cuando me dieron 60 euros para mis gastos. Y allí me fui a vivir la experiencia. Al fin soy viudo, sin hijos, no tengo pareja y no tengo que darle cuentas a nadie. Pero de entrada incumplieron lo pactado. Les había dicho que como única condición, ella tenía que ser gallega. Me trajeron a una mujer que dijo tener raíces alemanas y que vivía en Gijón. La verdad, no me gustó su vestimenta, como un poco descuidada. Cierto que las azafatas fueron muy afables conmigo”.
Le pregunto por Sobera, el presentador del programa: “Pues conmigo bien, muy correcto, aunque hizo algún comentario que no me gustó. ¿Me dices que te hable de ella? Yo he ejercido de abogado muchos años y tengo experiencia en la comunicación. Cuando se sienta a la mesa ya me espeta que habla seis idiomas, que viaja mucho y que va con frecuencia a Canadá. Aquello no me cuadraba, así que un poco pícaro, le pregunté: ‘¿Conoces Quebec?’ Ella se encogió de hombros. Después le dije ‘¿Sabes quién es el presidente de Canadá?’ Tampoco me contestó. Supe que mentía”.
Caminamos por la calle de La Paz y me confiesa: “Te juro que estuve a punto de levantarme y dejarla sola, pero reflexioné, me dije ‘me han tratado muy bien y no debo hacerlo’. Después, pasamos a la salita y ella pidió música, merengue. No soy buen bailarín pero creo que me defendí bien”.
“Ya al final, cuando llega ese momento en que uno y otro dicen si quieren continuar conociéndose, yo le insistí a Sobera que fuera ella la primera en contestar. Así fue. Ella dijo que no, pero habló de continuar una amistad. Ahí fue cuando yo le dije ‘No soy un mendigo del amor’. Yo pagué la comida y, curioso, el programa me devolvió el dinero. La verdad es que no me explico cómo eligieron esa mujer para nuestro encuentro. Hubo cosas que el programa recortó”.
Le dije: “La impresionarías al decirle que fuiste alcalde de Ourense”. “Bueno, en el test que me hicieron no hablé de eso, sólo lo comenté allí brevemente”.
José Luis ejerció muchos años de abogado y siempre tuvo alma solidaria. Cuentan que trabajó sin tregua cuando fue presidente de la Cruz Roja en Ourense.
“¿Irías de nuevo al programa?”. “Pues mira tú, ellos me escribieron diciendo ‘José Luis, volverás más adelante”.
(José Luis pertenece a esa generación que bailó la balada de los setenta en aquella inolvidable sala Auria. De los que inauguró, tomando un fino, el primer local americanizado, el Alaska; donde los camareros lucieron por primera vez chaquetilla y lazos en el cuello. Allí fue siempre su cuartel general. Siempre vistió con cierta elegancia de dandy. Vivió aquellos años de protestas y alcohol cuando estudiaba Derecho en Santiago. Le pregunto si bebió en aquellos años aquel combinado, ‘tumbadiós’. No se atrevió. Era el consuelo generacional de quienes habían sido heridos por el amor. Ay, el ‘tumbadiós’ lo vi beber a estudiantes en un garito de Santiago. Te ponías de espaldas en la barra, el camarero te decía ‘Abre la boca’. Te inclinabas hacia atrás y el fulano iba vaciando en tu garganta ahora coñac Fundador, ahora Anís del Mono, ahora Martini, ahora licor café… Te juro, hermano lector, que vi caer desplomados a muchos estudiantes que vivían la noche oscura del general ferrolano).
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