La retranca

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Publicado: 12 mar 2025 - 03:30

Opinión en La Región.
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Hay algo aún más soez que el sectarismo, y no es otra cosa que la ignorancia. A menudo es fácil pillar en renuncios de incultura cateta y desconocimiento de la realidad a la izquierda demagógica más extrema. En este caso, la comunista de Podemos, Ione Belarra, tuvo un desliz en sede parlamentaria de calibre grueso cuando en esa parodia en la que se ha convertido la llamada comisión de la operación Cataluña cometió la torpeza de decirle al compareciente Rajoy lo siguiente: “No sé de dónde ha sacado ese gracejo; los gallegos no tienen fama de graciosos”.

La retranca es eso que se tiene o no se tiene, querida Ione Belarra, como el carisma o la educación

Quizás guiada por el mal ejemplo de su correligionaria bolchevique gallega Yolanda Díaz, Belarra se vino arriba ante Mariano, que le pegó tales revolcones de ironía que hicieron las delicias de los presentes y las redes. Hay que decirle a Yolanda que le explique al meme de Belarra lo que es la retranca, eso que practican habitualmente gallegos como Rajoy sin llegar al chiste andaluz de Chiquito de la Calzada, el ingenio manchego de Mota, el cachondeo con acento catalán de Eugenio o el humor absurdo y sabio del pueblo profundo de Gila o Tip y Coll. En el propio reproche ignorante de Belarra va implícito cierto veto a los gallegos porque, según ella, “no tienen fama de ser graciosos”, como si eso fuera una condición sólo al alcance del “rojerío caviar” que encarnan ella e Irene Montero o de los ciudadanos de otras autonomías. Eso es tanto como decir que el feminismo ideológico sólo estaba al alcance de Errejón y Monedero, fiascos recientes del famoso movimiento indignado casposamente machista.

La retranca es eso que se tiene o no se tiene, querida Ione Belarra, como el carisma o la educación. La retranca es un humor genuinamente gallego que, sin faltar al respeto, tira de fina ironía para desarmar al oponente sin faltar a la inteligencia del personal, pero retratando su ridiculez manifiesta. O sea que retranca es lo que Rajoy le respondió a Belarra cuando ésta le preguntó inocentemente: “¿usted cree que somos tontos?”, sin llegar al “tontas o tontes”. Ciertamente, se lo puso a “güevo” a Mariano, quien usando retranca de altura tanto para adultos como para políticas junior le espetó: “No voy a responderle, pues no se trata aquí de generar mal ambiente. Yo pienso lo que pienso. Y usted también es libre de pensar lo que piensa, y hace muy bien, aunque no olvide que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”. Pues eso en efecto, es puro humor gallego, retranca de altura, un revolcón de primera que dejó en evidencia a la lideresa podemita. En dominios de Rajoy, la retranca, además, se ha convertido en un arma política de irresistible valor porque sin herir, sin ofender, sin desparramar ni insultar, se convierte en una forma elegante de usar la humorada en el debate político haciendo de ello un recurso verbal de esgrima que se agradece en medio de tanta mentira, engaño y polarización. Si, estimada Ione Belarra, los gallegos tenemos sentido del humor. Quizás algunos no lleguen a ser del club de la comedia podemita, pero con personas como tú nos sobra la retranca.

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