La SAREB o el timo de la estampita

Publicado: 06 jul 2025 - 02:05

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La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, conocida como SAREB, es una entidad creada en 2012 como parte del proceso de reestructuración del sistema financiero español tras la crisis financiera de 2008.

El objetivo del también llamado Banco Malo, ojo al nombre, no era otro que de entrada comerse todos los activos tóxicos que los bancos habían ido acumulando en sus balances durante la burbuja inmobiliaria. De nuevo se utiliza un eufemismo para tratar de esconder la mala praxis de ciertas entidades financieras (muchas cajas de ahorro y algún banco) y que estaba fundamentalmente representada por préstamos concedidos de manera inverosímil, no cobrados o de muy dudoso cobro, y también bienes inmuebles contabilizados por unos valores muy superiores a sus precios de mercado (inflados como burbujas, aire, en definitiva).

La SAREB nació tras el acuerdo firmado entre España y la Unión Europea en julio de 2012, como condición para recibir un rescate financiero de hasta 100.000 millones de euros para sanear el sistema bancario español. Posiblemente era la única alternativa, porque el colapso del sistema financiero hubiese significado el colapso del país, como le ocurrió a algunos de nuestros vecinos (Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre) que si tuvieron que ser rescatados por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

En sus inicios, la SAREB fue en un 55% capital privado y en un 45% capital público (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, FROB). Esta fórmula fue ideada así, para que no computase como deuda pública, aunque el riesgo era totalmente asumido por el sector público.

Desde su creación la SAREB ha tenido infinidad de dificultades para cumplir con sus objetivos. Era previsible que, si tu nombre es Banco Malo y vendes activos tóxicos, las posibilidades de éxito son escasas. Vamos, básicamente sería como si tienes una empresa de desinfectantes a la que le llamas LA PESTE y vendes aguas residuales como líquido para la desinfección.

A partir de 2021, el Estado asumió el control total (con más del 50% del capital), después de que Europa obligase a contabilizar su deuda (superior a los 35.000 millones de euros) como deuda pública.

¿Y por qué hablar hoy de la SAREB? Pues muy sencillo. Porque esta misma semana, el Gobierno ha aprobado la cesión de más de 40.000 viviendas y 2.400 terrenos de la SAREB a la Entidad Pública Empresarial de Suelo Sepes (germen de la nueva empresa estatal de vivienda) con el fin de aumentar el parque público de alquiler a precios asequibles. Además, el Consejo de Ministros ha acordado habilitar a la nueva empresa pública para utilizar hasta 593 millones de euros adicionales para “adecuar estas viviendas, desarrollar los suelos, completar compras o adquirir otras viviendas”. Actualmente, España se sitúa a la cola de la Unión Europea en el desarrollo de vivienda de alquiler social, puesto que tan solo representa un 3,4% de nuestro parque inmobiliario, frente al 9,3% de la media europea. El camino por recorrer sigue siendo largo.

En cualquier caso, lo sucedido esta semana nos ha traído a la mente a la SAREB y junto a ella otros viejos recuerdos sobre la crisis financiera, la crisis inmobiliaria, la desorbitada prima de riesgo, y la sombra del rescate sobre nuestro país. A raíz de todo ello trataré de trasladar una opinión al respecto, sea más o menos acertada y más o menos compartida.

Una última reflexión al respecto de la que está cayendo, el problema no es la política, son los políticos, afortunadamente no todos, pero por desgracia, si demasiados.

Mi parecer al respecto de la SAREB, fue negativo desde su nacimiento, aunque he de reconocer que en su momento ayudó a salir del atolladero en el que estábamos metidos como país o, mejor dicho, en el que nos habían metido. Pero yo soy muy de metáforas para tratar de trasladar mis pensamientos u opiniones a terceros. Quizás sea un aprendizaje adquirido en mi infancia. Recuerdo que siempre prestaba especial atención en clases a aquellos profesores que utilizaban este tipo de figura literaria para hacer mucho más amenas y didácticas sus explicaciones. Te podrías olvidar de largas exposiciones, nunca de las metáforas.

Y ahí voy con la mía. En una casa (una parte del sistema financiero español) se hacían fiestas todos los días, durante meses, durante años. En esas fiestas no faltaba de nada, había bebidas, buenas viandas, música y jolgorio garantizado. Un día alguien apagó la música (estalla la burbuja inmobiliaria/financiera) y ya se sabe, sin música no hay fiesta. Tantos años de juerga (mala gestión de determinadas entidades bancarias), tienen un coste y además generan muchos residuos. ¿Y quién paga ahora esta factura? o dicho de otro modo ¿Quién recoge ahora toda esta basura?

Muy sencillo, como siempre, todos nosotros. La pagamos en su día cuando se creó la SAREB y la seguimos pagando trece años después cuando cualquiera de nosotros o nuestros propios hijos accedan, si pueden, a los alquileres ventajosos que nos proporcionará el Estado, a medida que vayan convirtiendo en hogares habitables todos aquellos activos tóxicos. Trece años después, harán falta posiblemente otros tantos para que euro a euro se vaya diluyendo toda aquella mancha provocada fundamentalmente por la bochornosa gestión de aquellos cortijos que eran la mayoría de las cajas de ahorro de nuestro país. Una veintena de entidades investigadas, más de doscientos directivos encausados y muy pocos acabaron en el “caldero”, permítanme el vulgarismo. En un país en el que robar sale gratis, en un elevado porcentaje de ocasiones, quizás deberíamos revisar nuestro código penal, porque hablar de principios, ética y honestidad con la que está cayendo a nivel político me produce vergüenza ajena.

Una última reflexión al respecto de la que está cayendo, el problema no es la política, son los políticos, afortunadamente no todos, pero por desgracia, si demasiados.

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