Plácido Blanco Bembibre
HISTORIAS INCREÍBLES
Navidad o la fragilidad de Dios
La mentirosa y excelentísima señora doña María Jesús Montero Cuadrado, vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, y candidata a presidir la Junta de Andalucía, está preparando un robo singular. Antes de que el sector de abogados del Gobierno, encuadrados dentro del meritorio y honesto cuerpo de Abogados del Estado, acudan con entusiasmo a querellarse contra un modesto escribidor, debo informarles que el Diccionario de la Real Academia Española, en la segunda acepción del vocablo “robar”, lo define como “Tomar para sí lo ajeno o hurtar de cualquier modo que sea”.
La Generalitat de Cataluña ha despilfarrado y malversado dinero, según sentencias firmes judiciales, y lo sigue haciendo, por ejemplo, con más de ochenta embajadas, o embajaditas, repartidas por los cinco continentes, incluido Oceanía. Eso ha aumentado una deuda autonómica que supera los 80.000 millones de euros. Sólo los intereses, el año pasado, se elevaron a más de 1.300 millones de euros. La ministra quiere que esa deuda la paguemos todos los españoles, llamándole una financiación singular. Si esto es así resulta que, en mi casa, habitada por mi mujer y yo, sólo para pagar los intereses del año pasado de la deuda de la Generalitat, habremos tenido que aportar 54 euros, a 27 euros por individuo.
Si esto es así resulta que, en mi casa, habitada por mi mujer y yo, sólo para pagar los intereses del año pasado de la deuda de la Generalitat, habremos tenido que aportar 54 euros, a 27 euros por individuo.
A mí eso no me parece una financiación singular, sino un robo singular, donde la ministra de Hacienda ha hecho suya la estupidez de otra ministra, que dijo que el dinero público no es de nadie. El dinero viene de los ciudadanos. Uno de esos ciudadanos, amigo mío y autónomo, no ha podido tomar vacaciones porque pagó un buen pellizco en junio, y tiene que ahorrar para pagar el segundo plazo en octubre.
Pero la ministra de Hacienda se debe creer que España es un cortijo del siglo XIX, y ella es la dueña. Me imagino que, en su barrio, en Triana, les tendrá que explicar qué es eso de la financiación singular, y que los separatistas se queden con el dinero que recauden. Algo así como si, en Sevilla, los impuestos de Montequinto y El Zaudín -los barrios más ricos- se lo quedaran los vecinos para administrarse sus impuestos; y los barrios más pobres, Polígono Sur y los Pajaritos, hicieran lo mismo. Debe ser el socialismo más moderno. Por cierto, hay misericordia: los de los barrios pobres viven nueve años menos que los de los barrios ricos. Así sufren menos tiempo.
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