Chito Rivas
PINGAS DE ORBALLO
As esperas teñen idade?
En el año 2008 un niño prodigio se proclamaba campeón italiano de slalom. Jannik Sinner vino al mundo a los pies de unos Dolomitas que claudicaron ante el dominio de todos sus descensos. Algo cambió al poco, cuando el taheño, más maduro, viró hacia el tenis. “En el esquí si cometes un error todo se acaba. En el tenis todavía puedes cometer algunos errores y ganar, por eso lo elegí”. Hasta 40 no forzados le permitió Alcaraz antes de cederle el trono más vetusto e insigne del tenis. Con su primer Wimbledon, Sinner suma su cuarto Grand Slams. Todos echan cuentas con Carlos y la historia, pero también hay que sacar la calculadora con un transalpino que no se equivocó escogiendo deporte.
Sinner se hizo enorme y mostró la cara visible de su cuerpo celeste
La gélida nieve de San Cándido que segaba con sus esquís es la que atempera su pulso cuando, con tres bolas de partido, los fantasmas asoman. Carlos es un astro que abrasa, que alumbra tanto que desintegra todo lo que se le acerca. En el Bois de Boulogne, su interminable surtido de fogonazos obró un milagro insólito, pero ayer se consumó la lógica. Sinner se hizo enorme y mostró la cara visible de su cuerpo celeste, la de extraordinaria fiabilidad para mandar a dormir a ese meteoro con un eclipse que eleva su frialdad ante el usual incendio de Alcaraz. Un fuego que el murciano ha de procurar regular con frecuencia para no ser pasto de sus propias llamas.
Es una dualidad que añoramos desde la gracilidad de Federer y el ahínco de Nadal. En el mismo año que Sinner domaba los Alpes, Roger y Rafa jugaban el partido del siglo en la misma pista en la que acaba de ser coronado ante Carlos. Unas semanas antes, también se batían en la final de Roland Garros. Son los últimos que han repetido final en París y Londres -lo hicieron en 2006, 2007 y 2008 firmando un trienio histórico-. Antes, solo lo habían conseguido Lacoste y Borotra, Fred Perry y Von Cramm, así como Drobny y Sedgman. En mujeres, las últimas fueron las hermanas Williams. Dos veinteañeros se suman a la fiesta de las leyendas.
El firmamento del tenis mundial, definitivamente ha cambiado. Las estrellas que acostumbraban orbitar alrededor de los cetros se apagan. Mientras, Carlos y Jannik, sol y luna, empiezan a brillar con porfía. Y con todo el futuro.
@jesusprietodeportes
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Chito Rivas
PINGAS DE ORBALLO
As esperas teñen idade?
PERDÓN POR LA MOLESTIA
Los rojos que eran (viejos) verdes
Antonio Casado
Cumbre de la desunión europea
Plácido Blanco Bembibre
HISTORIAS INCREÍBLES
Navidad o la fragilidad de Dios
Lo último
COLOR DEL AÑO
Cloud Dancer: minimalismo, calma y moda en un solo color
Los ingenieros agrícolas de Ourense renuevan su cúpula
Pepe Paz, presidente do Colexio de Enxeñeiros Agrícolas: “Temos que facer un novo rural con mais industrias agroalimentarias”
HISTORIA DE SUPERACIÓN
De estar 15 años en prisión a ser el pastor de su propia iglesia en la calle Greco