Un trago por Galicia con Ana Kiro de fondo

Cada 25 de julio en Buenos Aires ponía la cinta de Ana Kiro a lo que daba el radiocasete y abría una botella de champán mientras preparaba el asado que compartían emigrantes gallegos y familia criolla. Consumida la queimada comenzaban a chisporrotear las brasas depresivas por vivir echando de menos. Sabía que todos los años acababa llorando pero era una manera de rascarse la costra de la morriña. Cumplió con el ritual del asado, Ana Kiro y buenos tragos para festejar Galicia hasta que la diñó sin tener claro si le había compensado cambiar el hambre de sardinas por el empacho de churrasco.

La reflexión del marmitero pica como la morriña por no ver lo que sabes que va a pasar. El presidente Alfonso Rueda ejercerá de delegado regio ante el apóstol –papel que podía haber asumido la princesa Leonor, medalla de Galicia con los alcaldes de Braga y Oporto que la recibieron ayer–, quizá con Feijóo en el plano.

Un buen marmitero llamó para tomar hoy algo por Compostela. Acude a la manifestación del BNG que sale de la Alameda y acaba en la Quintana desde sus juergas universitarias y no le falta mucho para jubilarse. El Bloque domina la escena. Cada 25 de julio, incluso los años en los que el nacionalismo se repartió por cuatro esquinas, el BNG demostraba en la Quintana el dique de contención de mareas. “Para vencer primeiro hai que existir”, reflexionó hace unas semanas Anxo Quintana en una conversación con la percha del 20 aniversario del bipartito. Con Ana Pontón acabó venciendo por la izquierda pero el reto es llegar a la Xunta, esta vez para presidirla. El marmitero promete fotos, informe de asistencia y análisis del discurso de Ana Pontón. “Ahora tiene el reto de convencer al galleguismo conservador sin contrariar al soberanista, al empresario y al obrero. Ser un partido refugio para el electorado descontento por la corrupción nacional. El BNG gobierna Pontevedra, un feudo del PP en autonómicas y generales, ha llegado a la Alcaldía de Santiago y verás como Goretti Sanmartín ya no la suelta, no le va a pasar como a Martiño Noriega”.

La reflexión del marmitero pica como la morriña por no ver lo que sabes que va a pasar. El presidente Alfonso Rueda ejercerá de delegado regio ante el apóstol –papel que podía haber asumido la princesa Leonor, medalla de Galicia con los alcaldes de Braga y Oporto que la recibieron ayer–, quizá con Feijóo en el plano. Al otro lado de la pared la liturgia del nacionalismo en pie. El líder socialista José Ramón Gómez Besteiro dejará flores en el busto de Castelao en Rianxo. Un trago por Galicia con Ana Kiro o las Tanxugueiras de fondo.