Para ser verdaderamente moderno y radical

cosas que convienen

Publicado: 14 sep 2025 - 06:40 Actualizado: 24 sep 2025 - 14:29

Para ser verdaderamente moderno y radical
Para ser verdaderamente moderno y radical | TXARKA.ILUSTRACIÓN
  1. Ser amable. Llevar la sonrisa puesta, escuchar primero y hablar con voz prudente. Tratar bien a todo el mundo y acercarse al otro con comprensión, dejando siempre buen espacio espiritual. Ofrecerse a ayudar y poner toda la atención en todo momento. No ser simpático, sino cortés y educado. Evitar la energía efusiva del motivado, que son la enfermedad contemporánea.
  2. Holgazanear. No ir a ninguna parte los fines de semana, tampoco apuntarse al gimnasio ni a nada que requiera rendimiento (que buscan veladamente el rendimiento de los dineros). Apagar el teléfono. No quedar con nadie. Celebrar la despreocupada vida horizontal. Que las tardes sean de sofá y gatos.
  3. Esforzarse poco. Trabajar, pero no mucho. Llevar a rajatabla ese “meden agan” de los griegos, de hacer las cosas bien pero no demasiado bien. No fliparse con nada externo porque nada externo merece nuestro tiempo, que es la única riqueza que traemos a esta vida que no dura.
  4. Leer a los clásicos. Zamparse los libros importantes y conversar con los muertos más dignos. Consolarse con la comprensión previa y conocer sin moverse el corazón de los hombres.
  5. No tatuarse. Liberar la piel propia de mensajes absurdos, frases de motivación, letras extranjeras y mensajes codificados. Dejar de dar información al otro sobre uno mismo y alejarse de la tendencia vulgarizante que uniformiza a la gran masa gañana. El no tatuado, con su piel intacta y preparada para envejecer, es el gran liberado de esta humanidad mediocre.
  6. Conocer la provincia. Descubrir y redescubrir las sierras, los valles y los ríos del paisaje próximo, con sus aldeas, sus miradores, sus tiendecitas viejas y sus fuentes mejores. Ver el bosque próximo con ojos nuevos y hacer exótico lo de aquí mismo.
  7. No viajar. Ponerle sentido común a la vida y dejar de ir de un lado para el otro destruyendo sociedades (empezando por la propia), masificando paraísos en esta gran gilipollez contemporánea. Ver aeropuertos y hoteles como lo que son, gangrena abusadora. Acabar con esa enfermedad civilizatoria y la memez del derecho a viajar
  8. Dejar de comprar. Tranquilizar esa pulsión de las cosas nuevas. Abandonar tiendas y mercados, ofertas y rebajas. Cerrar los ojos a las luces y los escaparates-engaño. Redescubrir lo que ya tenemos en alacenas y armarios. Desterrar esa falacia del estrenar y alegrarse de lo que dura, lo remendado, lo antiguo. En una palabra, curarse.
  9. Vestir silencioso. Que la ropa refleje nuestro peso en la vida: sin estridencias, discreta, limpia, elegante. Que sea en lo posible ropa vieja, heroica y rescatada de armarios de muertos.
  10. Ir a pie. Caminar es la gran aventura. Nos vuelve humildes y hace regresar el mundo a una escala humana. Hacer del paseo la nueva resistencia.

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