Vida y obra de Felipe Perrone

Publicado: 27 jul 2025 - 06:55

El español Felipe Perrone tras conseguir el oro en el Mundial.
El español Felipe Perrone tras conseguir el oro en el Mundial. | LA REGIÓN

La teoría de los seis grados desvela que estoy conectado con Felipe Perrone a través de una cadena de tan solo cinco conocidos. La suerte que tenemos los que jugamos al waterpolo en Ourense es que esa secuencia se reduce a una sola unidad, gracias a Alfonso-Duarte, una especie de médium con la ardora más resplandeciente del waterpolo.

En 2004 Fon jugó la final de una Supercopa de Europa. Lo hizo con un súper equipo en el que no desentonaba entre tanto mito: Guillermo Molina, Iván Pérez, Xavi García o los brasileños Kiko y Felipe Perrone. Los hermanos cariocas heredaron la genética de un padre que clasificó a su país para Múnich 1972 y la cultivaron viendo por televisión las gestas de nuestra primera generación dorada, campeona olímpica en Atlanta. Soñaban con meter los goles de Estiarte o pegarse en la boya como Chiqui Sans. Primero lo intentaron con Brasil. El mayor, Kiko, ya se bregó en Perth 1998, pero el primer mundial de Felipe, fue en Fukuoka 2001. El destino llamaba a su puerta como un tifón. España fue campeona en ambos torneos y Brasil quedó en último lugar. Los dos hermanos, hechizados, querían el gorro rojigualda.

Perrone destaca de su carrera los mismos valores que le atribuye a España: “equipo, esfuerzo, entrega y pasión”

En el preludio de este siglo llegaron a Barcelona para conseguir la nacionalidad del país del que sus abuelos tuvieron que emigrar. Pronto se convirtieron en piezas clave de la selección, pero fue Felipe, el pequeño, quien extendió su proeza hasta el infinito. En 24 años de servicio disputó trece mundiales, ocho europeos y cinco Juegos. Sumó el disparate de 16 medallas con España, de la que tan solo se alejó por una misión honorable con su Brasil natal a la que llevó a su cénit, un diploma, en Río 2016. Además, dentro de su interminable museo hay tres Champions con tres equipos de los países que más honran el waterpolo: en España con el Barceloneta, en Croacia con el Jug Dubrovnik y en Italia con el Pro Recco. En esta antología los reconocimientos individuales también son concluyentes. Fue el MVP del mundial de Budapest y mejor jugador del mundo en 2022 por la FINA y, en 2018, por Total Waterpolo.

Perrone destaca de su carrera los mismos valores que le atribuye a España: “equipo, esfuerzo, entrega y pasión”. En el mundial de su despedida lo puso todo en juego. En la agónica semifinal asumió el teórico último disparo que encontró la madera y cuando el equipo naufragaba en desolación, creyó. Con la misma mirada que los labradores dedican a los palos de sus dueños, persiguió la pelota mientras los griegos agotaban la posesión sin saber que al genio le quedaba el deseo más fervoroso. Recuperó el balón a falta de cuatro segundos y se lo pasó a Munárriz, artífice de un milagro que la fe de Perrone había diseñado antes.

El último gol del campeonato no podía llevar otra firma que la suya. Lo hizo ante el muro magiar que tantas veces le privó de la gloria como el bronce de Tokio. No, Perrone no tiene un metal olímpico, pero su vida y obra son reflejo del olimpismo más noble convertido en patrimonio. Los Granados, Sanahuja o Larumbe y también las Crespí, Terré o Leitón recogen hoy su legado incandescente que ilumina a todos los niños que sueñan, como en su día soñaron los Perrone, llegar tan lejos como los ídolos que ven por televisión.

Fon dice que Felipe ha sido y será el mejor jugador del mundo y yo, que creía que se apellidaba Filipovic, le he acabado dando la razón.

@jesusprietodeportes

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