Viviendo en el cambio

Publicado: 03 jun 2017 - 11:02

En estos últimos meses estamos asistiendo a decisiones políticas de EEUU que a algunos, como la que escribe, le han sorprendido ya que tendemos a pensar que el lobo no es tan fiero como nos lo pintan. Una de las decisiones que, sin duda, esperábamos era la de romper el acuerdo de París sobre el cambio climático.

Este acuerdo consistió en que cada país proponía lo que se denomina INDCs, que son las contribuciones nacionales a la reducción de emisiones. En concreto, EEUU se comprometió a recortar las emisiones entre un 26% y un 28% para 2025, tomando como referencia el año 2005. Cada país, dentro de sus posibilidades, libremente asumió su compromiso de reducción de emisiones.

Trump rompe este acuerdo explicando que lo hace porque aceptarlo supone la pérdida, ha dicho, de 2,7 millones de empleos en los EEUU en el 2025 además de limitar su soberanía, también ha recordado que él no gobierna para los habitantes de París si no que lo hace para los de Pittsburgh.

Donald Trump se ha dejado llevar una vez más por la visión cortoplacista que a menudo, y para nuestra desgracia, es la que más impera en la política actual ya que, con esta medida, está diciendo realmente que le importan más el número de empleos de este año y los tres siguientes, no los del año 2025.

Sabemos del agotamiento de los combustibles fósiles en el futuro y que es necesario cambiar nuestro modelo energético y así poder competir para ser los mejores en el aprovechamiento de las energías renovables.

¿Qué va a pasar en el año 2025 a un país que vive ajeno a la realidad y al futuro? Pues que probablemente la pérdida de empleos en el año 2025 en los EEUU estará causada por esta decisión. Pero, para entonces, esperemos que Trump ya no esté dirigiendo EEUU, en caso contrario tendría que rendir cuentas y no solamente con los ciudadanos de Pittsburg si no con los de Ourense, porque los efectos del cambio climático, cada año que pase, causarán más pérdidas en sus cosechas a causa del aumento de fenómenos meteorológicos extremos causados por lo que Trump y sus seguidores dicen no existir, siendo EEUU el segundo país con más emisiones del mundo.

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