El vuelo libre, el sueño que posibilitó Leonardo da Vinci

Publicado: 14 ago 2024 - 03:30

(Vagar por lo cielos es como si te sumergieran en el mejor de los sueños. Solamente lo experimentan los que han estado allá, flotando en el espacio. Y esta es la impresión que se siente cuando te hallas fluctuando en ese invisible sostén que es la atmósfera terrestre).

No es una frase hecha, sino algo empírico esto de sentirse flotando en el espacio. Hace un tiempo, y si uno se retrotrae a la infancia, soñábamos algún día con volar como los pájaros. Nunca sospeché que pasada la edad adulta podría cumplir ese sueño.

Hubo de suspenderse aquel cursillo a los pocos días porque la enfermería aumentaba. Allí nacería mi interés por volar de forma autónoma algún día

Leonardo da Vinci, el genio del Renacimiento, acaso intuyera que uno de sus múltiples inventos se haría realidad, aunque creo que sí porque esa forma de ala delta que empleó para que uno de sus ayudantes lo pusiera en práctica en una de las colinas florentinas, ya presagiaba lo que se haría realidad plena en los albores de los años 60 del pasado siglo cuando estos ingenios voladores sobrevolaban nuestros cielos que por acá en los 70 unos practicantes venidos de Barcelona lo pusieron a andar en las lomas de la estación de montaña de Manzaneda, eso sí con no muy grato recuerdo porque en un cursillo se lesionarían unos cuantos alumnos más porque las alas no estaban del todo logradas, que por impericia o acaso a partes iguales. Hubo de suspenderse aquel cursillo a los pocos días porque la enfermería aumentaba. Allí nacería mi interés por volar de forma autónoma algún día. El espíritu de Leonardo y acaso el de Dédalo que se las ingenió desde el Laberinto de Creta que el mismo ideó para crear unas alas para que su hijo Ícaro se evadiese; esto último forma parte del panteón de la mitología greco-latina.

Un primaveral día, además de soleado, yendo de excursión por las faldas da serra da Meda, ese derrame de a serra de San Mamede, con un grupo de amigos, nos sorprendieron unos que aún no distinguíamos como parapentes que parecían como flotantes telas coloridas en una ladeada pradería en las inmediaciones de esa aldea a caballo de los municipios de Esgos y Xunqueira, Parada de Conde o Pardeconde, como se la conoce. Fue una impactante visión, donde poco más de media docena de alumnos de J. Ramón Araujo y su ayudante Aser Gil iniciaban a los aspirantes(Amando, Puri, Pepe y yo, entre otros que no recuerdo) en eso que se llama campa: levantar el parapente y salir corriendo en el dicho modo alpino para que se eleve el ala tras la espalda, suba y nos transporte un poco en la pradería inclinada, para levitar a ras de hierba por unos metros de suavísimo planeo.

Fue como la llamada que me hizo pensar ¿por qué yo no podía volar como aquellos aprendices?, aunque fuese a ras de suelo. Y así fue como me encontré de alumno por unas cuantas semanas en una colina practicando lo que se llama aún saltos de pollo, o sea brevísimos vuelos a ras de pradería, donde vas tomando conciencia de que levitas. Y ya en las alturas el primer vuelo te pone el corazón un tanto acelerado porque aunque te cuelguen un emisor-receptor, que más lo segundo, de mano, que te trasmite las instrucciones para el correcto manejo de los mandos llamados frenos, siempre subyace ese miedo de cómo voy a aterrizar. Sigues lo que te manda la voz del instructor y te hallas posado en campo, hasta con suavidad; luego emprendes unos cuantos vuelos dirigidos para llegar a ser autónomo. Has cumplido el sueño; después te compras un equipo, que el de instrucción solamente para, cuando aun alumno, no eres autónomo.

Una provincia tan montañosa como la nuestra ofrece zonas de lo más variado

Casi todos los de la comunidad parapentista ha sufrido alguna rotura ósea, lo que se llaman heridas de guerra de un deporte considerado de riesgo porque no estamos dotados para volar… Pero como la ciencia lo mejora todo, material y meteorología, las previsiones sobre el tiempo hacen que conozcas con lo que te encontrarás allá arriba, minimizando unos riesgos que han de ser achacados al piloto por confianza, distracción, volar con alas avanzadas para tu nivel o salir en días fuertes o de viento o corrientes térmicas también fuertes. Es como si te diesen un F1, te estrellarías. Diversas categorías de velas: A, C, B… Para ser voladas conforme vayas controlando el medio.

Una provincia tan montañosa como la nuestra ofrece zonas de lo más variado. Algunas cimas inasequibles por falta de pistas que te lleven a la cumbre, porque al final lo que buscas es un buen acceso; para esto, inmejorables las de la sierra de Larouco que compartimos con Portugal, y O Rodicio al que faltan esos 400 ó 500 metros de destrozada pista que para largo va su reparación.

Volar es posible si te lo propones. Es la sensación más grande esa de ser sostenido por una tela, surcar los aires a tu antojo manejando eso de ir aquí o allí, ser libre en definitiva o esa sensación da.

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