Opinión

Y sin embargo creer en España

Para levantar un gran torneo de fútbol en algún momento hay que caminar por el precipicio sin caer. Mejor que suceda antes de que la competición retire la red. España estuvo en el alambre en la fase de grupos tras los empates contra Suecia y Polonia, pero contra Eslovaquia se puso de frente en vez de tocar de lado y le metió una mano. Las sensaciones recuperadas apuntalan el optimismo contra Croacia.

   Italia, intratable en los primeros tres partidos, superó el bache contra Austria en la prórroga para alcanzar los cuartos. Países Bajos trizó ayer los pronósticos contra la República Checa. Rafael Van der Vaart, exfutbolista del Real Madrid y Betis, al que la guasa sevillana apodó “Rafael de Bar en Bar” quería un cruce contra España porque su juego “es horrible”. Cargó con el peso de la crítica por verbalizar lo que pensaba  hasta el cineasta vigués que no quiere salir en los créditos. Dos días lleva sin emitir señales. Como es poco probable que le haya dejado de interesar esta película, habrá que esperar a que regrese de Portugal donde respira el orgullo nacional que despierta su amado Cristiano y la selección lusa mientras por estos pagos a la Roja le cuesta enganchar al personal.

   Países Bajos tiene un problema cuando un futbolista se queda a solas con el portero. Robben se estrelló contra Iker Casillas en la final del Mundial de Sudáfrica, ayer le pasó a Malen. El lamento fue doble. En la siguiente jugada el central De Ligt fue expulsado a instancias del VAR por tocar la pelota con la mano desde el suelo cuando intentaba frenar la contra. A partir de este lance en el campo solo existió Chequia, que se medirá a Dinamarca para decidir un semifinalista inesperado.
 

 A los chavales de Luis Enrique les ha cambiado la cara, aunque Morata se empeñe en dar pena en vez de meter miedo. Las amenazas son intolerables, incluso si son de fogueo,  pero confesar que no duermes  es dar pistas al rival. España disputó los dos primeros partidos sin Busquets por dar positivo en covid, ahora el coronavirus se ceba con Croacia, que no podrá alinear al incisivo Perisic. El arquitecto de este combo añoso es Modric y sin embargo hay que creer en la bisoñez de España. Poco se espera y ya ha  tropezado.

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