Hasta 124 viviendas no tienen acceso a alta velocidad en el concello de Ourense
ZONAS ELEGIBLES
Ourense revela la paradoja digital: incluso en la ciudad, cientos de viviendas carecen de internet, mientras fracasa el plan estatal de satélites.
La falta de internet no es un problema exclusivo de la alta montaña o las aldeas remotas. El último listado de “Zonas Elegibles” publicado por el Ministerio para la Transformación Digital y la Función Pública, que identifica las parcelas sin cobertura oficial ni planes realistas para tenerlas, revela una paradoja sorprendente: el municipio con más viviendas “blancas” de toda la provincia es la propia ciudad.
En concreto, Ourense cuenta con 124 viviendas oficiales sin cobertura, situadas mayoritariamente en zonas periurbanas como Cudeiro, Velle o Palmés, donde la fibra pasa a pocos metros pero no entra en los domicilios. A este cinturón de sombra se suman los municipios limítrofes como Barbadás, con 115 viviendas atrapadas en el limbo analógico, y Pereiro de Aguiar, con 84. Son vecinos que viven en las áreas de mayor dinamismo económico de la provincia. Como ejemplo, el artículo que acompaña esta información y revela cómo vecinos de Palmés, en el propio concello de Ourense, viven en esta situación.
Fracasa el plan de internet por satélite subvencionado por el Gobierno central
Nacido con la promesa de cerrar la brecha digital llevando internet a toda la España rural por una tarifa plana de 35 euros, el sueño del “Starlink español” ha terminado estrellándose contra la realidad administrativa. Hispasat se ha visto obligada a devolver 22 millones de euros en ayudas tras lograr apenas 11.000 instalaciones de los 1,3 millones previstos para 2025, una ejecución inferior al 1% que evidencia el colapso del proyecto. El fallo principal no fue la falta de satélites, sino un diseño de negocio nefasto: las operadoras debían pagar un peaje tan alto a Hispasat que el margen restante no cubría costes, lo que las llevó a esconder la oferta subvencionada para vender sus propias soluciones.
A este boicot comercial y al caos logístico por la quiebra de Eurona -el instalador clave- se sumó la obsolescencia tecnológica frente a Elon Musk. Mientras el Gobierno subvencionaba satélites geoestacionarios a 36.000 km de altura con una latencia muy lenta, Starlink conquistaba el mercado con satélites de órbita baja que ofrecen velocidad similar a la fibra.
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