La historia de Riki Pijnen, un bombero neerlandés en Ourense sin una pierna: "He aprendido de mí mismo"
ORTOPÉDICA
Tener una pierna ortopédica no impidió a Riki Pijnen cumplir su sueño de ser bombero. “Lo importante es ver lo que voy a hacer, aunque a veces tome otro sendero para llegar al destino”, confiesa.
El Centro Integral de Loita contra o Lume de Toén es un lujo para los bomberos, ya que las instalaciones ofrecen la posibilidad de realizar ejercicios que simulan las situaciones a las que se van a enfrentar. “Diseñamos un sistema de entrenamiento que fuese efectivo para el servicio nuestro en sí, aquí lo que se ve en el circuito es lo que hay en un incendio: los obstáculos, las maniobras… Lo que hice fue sacar todo lo que se hace en un incendio y plasmarlo aquí para tener unas condiciones físicas mejores y para que cuando lleguemos a un fuego podamos soportar la carga”, explica Pablo García Castro, bombero forestal de una unidad helitransportada con tres décadas de experiencia en la lucha contra el fuego.
El circuito se centra principalmente en trabajar la resistencia y la fuerza, cualidades fundamentales durante un incendio. “Combinamos distintos tipos de entrenamientos”, señala García.
Un bombero con una pierna ortopédica
En él se ejercitan a diario desde la pasada semana los bomberos llegados de Países Bajos, quienes este martes por la mañana afrontaron los obstáculos que ofrece el circuito haciendo una demostración de resistencia, velocidad, fuerza y agilidad. Entre ellos se encontraba Riki Pijnen, quien tiene una pierna ortopédica y pese a ello cuenta con una capacidad atlética casi tan imponente como su capacidad de superación.
"A los 27, tuve un accidente de moto y para mí no era posible seguir realizando esta profesión"
“Cuando tenía 25 empecé a trabajar como bombero, dos años después, a los 27, tuve un accidente de moto y para mí no era posible seguir realizando esta profesión”, cuenta. Diecisiete años después le pidieron que regresase como bombero y conductor de motobomba.
Para él la pierna ortopédica no es un problema, ya que, señala, con ella es posible trabajar de forma segura. “Desde hace 18 años estoy trabajando otra vez como bombero forestal, ya que tenemos muchos bosques y es necesario que haya profesionales”, indica.
Lo hace como voluntario y, mientras no recibe la llamada para acudir a una emergencia, se dedica a trabajar en la tienda de bicicletas que regenta. La vida no se lo ha puesto fácil, pero su lucha le permite a día de hoy continuar con la vocación que tiene desde que era joven: ser bombero. Esa llama en su interior todavía no se ha apagado y cada día se esfuerza por mantenerla encendida.
“Han pasado 26 años desde que tuve el accidente y lo que he aprendido de mí mismo es que lo importante es observar lo que voy a hacer, dónde quiero ir, aunque a veces tenga que tomar otro sendero para llegar al mismo destino”, señala Pijnen.
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