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La Ley de empleadas del hogar, recién entrada en vigor, ha sacado a relucir cierto descontento en algunas de las personas, mayoritariamente mujeres, que se dedican a limpiar o cocinar en la casa de los demás. Muchas de las personas que se dedican a ser asistentas no tienen un contrato de trabajo y sienten que este nuevo marco legal, lejos de ayudar, disuade a las familias de ofrecer en lo adelante contratos de trabajo. Los beneficios de la seguridad social, están cada vez más lejos del alcance para este grupo de trabajadores.
La comunidad latina es la principal fuerza de trabajo de los empleos domésticos; según datos de la Fundación OXFAM INTERMÓN, el 69% de estos tienen nacionalidad extranjera o doble nacionalidad. Son muchas las familias gallegas que tienen una chica que les plancha, o que pasa las tardes con el abuelo, cuidándolo. Y Ourense no es una excepción.
Salimos perdiendo todos. Es totalmente injusto para las empleadas domésticas
Entre ellos está Rebeca, una chica joven, de 28 años, que vive en España desde hace cuatro años, y tres ya en Ourense. Está en situación regular y cuenta con todos los requisitos para disfrutar de un contrato de trabajo, pero los dueños de la casa donde trabaja nunca le han ofrecido legalizar su situación. Trabaja "en B", como dicen en la calle, cobra en dinero negro. Ella espera poder cambiar de trabajo, está cansada, piensa que al final de su vida serán años que no han tributado y el retiro quedará mucho más lejos. Una vez supo de las nuevas medidas del Gobierno entendió que nadie quería ayudarla.
Para Rebeca no es “justo que las multas sean tan altas”, solamente “por no cumplir los planes de riesgo laborales o no tener una formación”. “Al final las personas que nos contratan necesitan de nosotros, y nosotros necesitamos de ellos para ganarnos la vida y poder vivir”. Para Rebeca todo suena “excesivo y absurdo”. El punto de esto según refleja ella es que “aportamos muchísimo a esta sociedad pero cada día nos hacen más difícil poder trabajar".
“Esta ley lo que va a hacer es reducir la oferta laboral”, recalca una y otra vez. “Afectan mucho al empleador porque estos necesitan de nuestros servicios, pero por miedo a estas multas enormes creo que se van a limitar a la hora de contratar a alguien”, continúa diciendo. “Salimos perdiendo todos. Es totalmente injusto para las empleadas domésticas”.
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