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ESTUDIO
Investigadores de salud pública de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida comprobaron que los centros comerciales desempeñan un papel crucial para aliviar el aislamiento y la soledad al proporcionar un llamado “tercer lugar”, es decir, un espacio social que no es ni el hogar (primer lugar) ni el lugar de trabajo (segundo lugar), sino un lugar para relajarse, conectarse y sentirse parte de una comunidad.
Tradicionalmente, cafeterías, bibliotecas, iglesias y centros comunitarios cumplieron esta función, pero actualmente son los centros comerciales los que suelen cumplir esta importante función. Los investigadores seleccionaron para su estudio, publicado en Science Direct, un centro comercial bien establecido en Ostfold y dedicaron tiempo a realizar observaciones y hablar con el personal antes de recopilar información sobre sus visitantes. “Queríamos comprender cómo la gente usa los centros comerciales por motivos sociales explica el investigador Gry Rustad Pettersen. Para ello, entrevistamos a los visitantes mientras los acompañaban en el centro comercial, un método llamado entrevistas de acompañamiento”.
Según lo que encontraron, los centros comerciales funcionan como espacios sociales y son parte de la infraestructura social, que ofrecen espacios inclusivos tanto para habituales como para recién llegados. A la gente le resultaba gratificante simplemente estar en ese entorno vibrante que sirve como espacio donde pueden desarrollarse amistades. Los centros comerciales desempeñan así un papel crucial a la hora de aliviar el aislamiento y la soledad.
De hecho, para muchos, el centro comercial es más que un lugar para comprar; es un centro social y una rutina diaria. Los visitantes habituales, especialmente los adultos mayores, crean rutinas en torno a lugares y horarios específicos. La gente va a pasear, observar a la multitud y disfrutar del animado ambiente. Además, los centros comerciales suelen ser céntricos o de fácil acceso en transporte público y esta comodidad aumenta su atractivo. Para algunos visitantes mayores, el centro comercial era una de sus únicas salidas sociales. De hecho, esta necesidad de salir de casa fue un tema recurrente en las entrevistas. Los visitantes a menudo disfrutaban simplemente de estar entre otras personas sin la presión de interactuar, y consideraban observar a la gente como entretenido y reconfortante.
Los encuentros casuales, como una sonrisa o un saludo rápido, mejoraron el ánimo y crearon un sentido de pertenencia. Con el tiempo, estos pequeños intercambios a veces se convirtieron en amistades más profundas, lo que demuestra cómo los lazos casuales pueden cobrar sentido a través de la rutina y espacios compartidos como los centros comerciales. Los investigadores recuerdan que vivimos en una época en la que la actividad en línea reemplazó gran parte de la interacción social presencial. En este contexto, el centro comercial se convirtió silenciosamente en una especie de salvavidas para muchos.
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