LOTERÍA DE NAVIDAD
El Gordo, el 79432

O “non-americano”, Jimmy Castiñeira

CRÓNICAS DE AGORA E SEMPRE

Non é un personaxe real pero ben podería telo sido, tanto nos anos 60 como na actualidade. Fillo de ourensáns, súa nai pariuno na fronteira dos EEUU e México. Sen embargo, nunca chegou a ser o que seu pai quixo que fose: Norteamericano! Un dos “ultradecretazos” asinados polo novo-vello presidente da renacida “América great” fíxome volver sobre as páxinas escritas polo ínclito e singular xornalista ourensán Julio V. Gimeno, que a mediados dos anos sesenta do pasado século publicou unha novela titulada “¡Jimmy, tu tío te espera!” na que, a xeito de quixotesco romance, relatou as andainas deste premonitor, Jimmy Castiñeira, a quen seu pai quixo facer norteamericano pola vía da nacencia, cousa que, para desgracia da familia, nunca chegou a conseguir.

Estas imaxes da Asociación de Prensa Latina xa as “visionou” Gimeno en 1965 sen ter estado nunca en Ciudad Juárez.
Estas imaxes da Asociación de Prensa Latina xa as “visionou” Gimeno en 1965 sen ter estado nunca en Ciudad Juárez.

Vaia por diante que o que vou relatar de seguido non é da miña autoría, senón que -en versión resumida- forma parte do primeiro capítulo do devandito libro de Julio V. Gimeno onde se describe con certo grao de detalle o que está a acontecer hoxe nesa longa liña amurallada que separa a fame da fartura entre os Estados Unidos e México:

“Jimmy no sabía bien si era gallego, norteamericano o azteca.

Su padre era de la provincia de Orense y su madre también. Su padre había pasado la mayor parte de su vida en los Estados Unidos trabajando primero en unas minas en California y después de fabricante de ataúdes en un barrio de Nueva York. (...) El padre de Jimmy se llamaba Gervasio Castiñeira y tenía catorce años cuando marchó a los Estados Unidos. Fue con un hermano mayor que se llamaba Fermín. Pasado algún tiempo el hermano no quiso continuar allí y dejó el Colorado por las orillas del Miño. Decía que éste era un río risueño y el otro solemne y que la solemnidad a él le hacía bostezar a diario. Pero Gervasio le tomó tanta afición al país de los rascacielos que se quedó allá y solamente vino una vez para estirar un poco las piernas y, como decía él, buscar mujer y casarse.

Estuvo unos cuantos meses en Galicia y por último volvió a levantar el vuelo llevando consigo a su mujer, pues no quería que su hijo naciera en Galicia, es decir, que no quería de ningún modo que fuese gallego, sino norteamericano (...).

Estaba su mujer en aquella época en el octavo mes de embarazo y Gervasio apuró las cosas para que el hijo abriese los ojos en el país del Tío Sam.

Hicieron el viaje por Méjico, pues Gervasio tenía que resolver en Chihuahua ciertos asuntos antes de cruzar la frontera. De Chihuahua fueron a Ciudad Juárez, cerca ya de la línea fronteriza. Entonces ocurrió una cosa: al tomar el tren y cuando este llevaba recorridos unos cuantos kilómetros unos bandidos hicieron saltar la vía (...). En aquel mismo momento la mujer empezó a sentir los dolores del parto. Pero Gervasio no tenía otro pensamiento que ganar la frontera fuese como fuese, y detrás de ese pensamiento, otro más fuerte aún; el de que su primer hijo naciese en el país más rico del mundo. Así que toda la noche no hizo otra cosa que andar y andar, obligando a su esposa a que se metiese un pañuelo en la boca y a que tirase para adelante.

Encontes ocurrió otra cosa: Al amanecer llegaron a la vista de unas alambradas. Pero la mujer no podía más, Entonces fue él y se la echó a los hombros.

Un soldado mejicano lo vio y le dio el alto. Gervasio apretó el paso; el soldado apretó el gatillo, y como resultado de estas dos maneras de apretar, una pierna de aquél fue traspasada de parte a parte.

Ocurría esto cuando Gervasio con su esposa a cuestas pisaba justo la línea fronteriza y cayó al suelo, quedando su mujer en posición decúbito supino, con la mitad del cuerpo en tierra mejicana y la otra mitad en los Estados Unidos. En estas condiciones nació Jimmy.

Como el hecho se había producido a la vista de un soldado mejicano y de un sargento yanqui y en la misma línea divisoria, la cosa se convirtió en un asunto delicado, pues dio lugar a que se entablase un duro forcejeo entre las autoridades de uno y otro país para determinar de qué parte estaba la pretendida nacionalidad del recién nacido, por lo que se insistió mucho en el ‘jus soli’ o derecho del suelo”, co que agora lle foi paralizado pola Xustiza -cousas do destino- o “ultradecreto”, a Trump.

“Mi primer hijo no se llama Pepe, ni Manuel, ni Eleuterio... ¡Se llama Jimmy! ¡Goodbye!”

A novela gañou a Olimpiada do Humor (1967) e Duen de Bux reeditouna (2010).
A novela gañou a Olimpiada do Humor (1967) e Duen de Bux reeditouna (2010).

E se o que acabo de reproducir non fose suficiente para visibilizar o momento actual, o que segue reforza aínda máis o carácter visionario que Gimeno amosa na súa novela “ianqui-ourensá”.

O caso foi que o singular episodio deu lugar a un aberto debate institucional. “Unos decían que correspondía inscribirlo como nacido en Méjico, atendiendo a que la cabeza de la madre, en el momento de dar a luz, descansaba sobre suelo mejicano; otros que no era así, puesto que si la cabeza se apoyaba en dicho territorio, la mayor parte del cuerpo descansaba en territorio de los Estados Unidos, razón por la cual el recién nacido debía ser inscrito como ciudadano norteamericano (...).

O debate seguíu en aumento. Os mexicanos consideráronse insultados “y los periódicos y los ministros arremetieron contra los Estados Unidos y la esclavitud de los negros. Por su parte, la prensa norteamericana contestó burlándose de los presidentes mejicanos y de sus soldados, con caricaturas alusivas a los pantalones blancos, como calzoncillos de la clase popular. Hubo cambio de notas entre gobiernos y las relaciones se hicieron muy tirantes”.

Mentres, Gervasio e a súa dona continuaron viaxe para Nova York, satisfeitos de ter conseguido que o seu fillo fose declarado cidadán dos Estados Unidos, polo que na primeira carta que lle escribe ó seu irmán, indícalle:

“Te regalo todos mis bienes. Con ellos no saldrás nunca de ser un pobre gallego. Yo soy rico, pues he logrado que mi semilla empiece a dar sus frutos a la sombra de la Estatua de la Libertad. Lo he conseguido. Mi primer hijo no se llama Pepe, ni Manuel, ni Eleuterio. ¡Se llama Jimmy! ¡Goodbye!

Pasaron 18 anos e Fermín escríbelle a Gervasio pedíndolle que mande uns meses a Jimmy para Ourense e paliar un pouco a súa soedade. Pero Jimmy non quere, ata que seu pai o convence. Entón Jimmy vai á procura da documentación e entérase de que non é norteamericano. Ó recibir a noticia Gervasio, da impresión, cae polas escaleiras e Jimmy enfráscase nunha aventura vital dun apátrida que fai retranca da “american life”, nada alonxada tampouco, da actualidade, o que me dá pé para demostrar, unha vez máis, ata que punto a emigración ourensá -na ficción ou na vida real- ten sido unha adiantada ó seu tempo.

Contenido patrocinado

stats