Eduardo Mendoza se burla en su nueva obra del ‘misticismo, religión y Carla Bruni’ que mezclan las novelas históricas

Eduardo Mendoza.
El escritor Eduardo Mendoza se burla en su nueva novela, titulada 'El asombroso viaje de Pomponio Flato' (Seix Barral), de la ‘mezcla de misticismo, religión y Carla Bruni’ de la novela histórica y policíaca, tan consumidas actualmente.
El escritor recrea el periplo de Pomponio Flato que, en Nazaret y en el siglo I, deberá investigar junto a Jesús el asesinato de un rico ciudadano, del que han acusado a José el carpintero.

‘No tenía una intención agresiva ni combativa, pero en verdad llega un momento en que dices: ya está bien’. No me molesta tanto la novela de consumo’ ni ‘el entretenimiento’ --prosiguió el escritor- como ‘esta repetición continua de modelos que han funcionado una vez y se repiten mil más’, aclaró Mendoza.

‘Me burlo de cómo sería la cosa si la llevásemos a las últimas consecuencias’, explicó en la presentación de la novela, celebrada hoy en el punto más alto de la Barcino Romana, el templo de Augusto, del siglo I, y que empezó con la lectura de un fragmento del capítulo cuarto por parte del propio autor.

Acerca de esas novelas que parodia en su novela, Mendoza destacó que ‘algunos autores han sacado de su ambiente natural la novela de misterio y la han situado en el París del siglo XVIII’, aunque 'El código Da Vinci', a su juicio, ‘no es original ni siquiera en esto, pero sí que mezcla misterio tradicional y orígenes ocultos que entroncan con mitos religiosos, con leyendas y tradiciones muy antiguas’, relató el autor de 'La ciudad de los prodigios', con la que ganó el premio Ciudad de Barcelona.

EL ENTRETENIMIENTO INTELIGENTE.

Mendoza quiso que 'El asombroso viaje de Pomponio Flato' no fuese una novela ‘muy seria’ y por contra, ‘desde la primera frase se propone’ un juego, ya que ‘la literatura es un juego, además de otras cosas muy estupendas’.

Contar ‘historias entretenidas’ era su finalidad y, según el escritor, ese entretenimiento ‘tiene que llevar implícita cierta dosis de inteligencia’. ‘En ese terreno me quería mover’, concluyó.

‘Es frecuente pensar que entretenimiento significa falta total de uso del cerebro’, criticó en referencia a, por ejemplo, programas de televisión sobre vídeos caseros en los que la gente se cae.

Parte del entretenimiento que contiene esta novela pasa por la escatología, que se enraíza en la ‘tradición más antigua’, y en la literatura clásica, ‘sobre todo de los griegos’. Además, Mendoza destacó que es una característica ‘muy presente en el humor catalán’, como lo demuestra el 'caganer', una ‘figura muy típica de aquí pero que se está exportando’. ‘Viene la decadencia de Santa Claus y la substitución por el 'caganer'‘, presagió el escritor barcelonés.

Con tintes de novela histórica y policíaca, y parodia de ambas, 'El asombroso viaje de Pomponio Flato' también tiene ‘ese punto de rebeldía infantil’ que al escritor le pareció ‘muy apropiado’ añadir, aunque clarificó que ‘no es que vaya por el mundo diciendo pis, caca y culo’.

JESUS TENIA OREJAS DE SOPLILLO.

Según la editora de Seix Barral, una de las claves del libro, que salió a la venta el 27 de marzo y ya lleva tres ediciones y más de 100.000 ejemplares vendidos, es su ‘humildad y sentido del humor’. No en balde, Mendoza retrata a Jesús como un niño candoroso, con el cabello rubio y ensortijado, pero con orejas de soplillo, ‘como sale en algunos cuadros’. ‘Eso le humanizaba, muchos niños las tienen’, defendió el autor y, además, al describir a un personaje se ‘tienen que buscar rasgos distintivos’, dijo.

Jesús está convencido de la inocencia de su padre, José el carpintero, un hombre aparentemente pacífico pero que esconde un gran secreto. Pese a todo, Jesús no puede demostrar su inocencia y contrata a Pomponio Flato para que solucione el crimen de Epulón, uno de los hombres más ricos de Nazaret.

‘La broma está en que, a quien tiene conocimientos muy superficiales de religión, le sorprenderá que Jesús, que lo sabe todo, necesite un detective. Es un punto de partida absurdo’, explicó Mendoza, quien consideró que entre los creyentes ‘habrá reacciones de todos los tipos’, aunque él, ‘si fuera creyente’, se lo tomaría ‘como una broma, como uno se toma los chistes de catalanes, gallegos y judíos que les cuentan’.

Entre otras fuentes, el libro bebe del humor de Monty Pyton, que trasladaron el humor inglés ‘a un lenguaje tan moderno como es la televisión’. Más que a una ‘payasada’, el humor según Mendoza ‘se parece más a un juego de manos’ y, en la magia, ‘cuanto mas inteligente es el espectador, más fácil es engañarle’ porque está más metido en la trama.

‘NO HEMOS EVOLUCIONADO NADA’.

El 'Satiricón' de Petronio es un personaje ‘que se ha hecho rico por la especulación inmobiliaria, y podría ser como los que salen ahora en la prensa’, aseguró Mendoza que, aficionado a las lecturas de historiadores griegos y romanos porque le producen ‘el placer de la lectura’, concluyó que no se trata de que antaño ‘fuesen muy sabios, sino que no hemos evolucionado nada’, dijo. La Roma Imperial tenía tres millones de habitantes que vivían en casas de hasta diez pisos de altura, y las termas de Caracalla eran tan grandes como un aeropuerto, comparó el autor.

Mendoza, que hace ‘záping literario’ y no tiene ‘prejuicios de dejar una novela a medias o leerla a trozos’, explicó que esta última suya no tiene un carácter muy local ni vinculado a una coyuntura inmediata y temporal, pero sí que para un extranjero ‘quizá sea difícil de leer por el vocabulario que juega con la lengua de la Biblia’, aunque supuso que será ‘interesante’ traducirla a otros idiomas ‘y descubrir dónde está la influencia en cada lengua de esta literatura no clásica, sino religiosa’.

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