Leyendas de Ourense

Leyendas de Ourense | El secreto de los xacios, los hombres-pez de la Ribeira Sacra

Sirenas y tritones moran bajo las olas del Miño, y las historias que se cuentan sobre estos seres están atravesadas de miedo y sangre

(Ilustración: Guillermo Altarriba) Sirena Ribeira Sacra leyenda Ourense xacia copia

Si te fijas bien, puedes verlo: un destello fugaz por debajo de los remolinos de agua fría que bajan por el caudal del Miño. Un brillo repentino, como el ojo asustadizo de un pez, que aparece y desaparece en un parpadeo. Tal vez, si tienes paciencia y te ocultas entre las raíces de los castaños y las ramas de los brezos, logres ver algo más. Un mechón de pelo, tal vez una mano húmeda sobre las rocas… o tal vez ¿una elegante cola de pez?

En 1927, el párroco de Vilar de Ortelle escribía sobre la raza de los xacios. Según su relato, la Ribeira Sacra acoge a una tribu de seres acuáticos, mitad hombre, mitad pez, que habitan en pozos de Chouzán, Parleira o Curbacira. Estas criaturas míticas -quién sabe si descubiertas o imaginadas por los celtas- han inspirado canciones, poemas y hasta murales, como este tan bonito que el dúo Cestola na cachola pintó en Ferreira de Pantón:​

Hijas de una xacia, mural de Cestola na cachola en Ferreira de Pantón.

Cuando uno piensa en sirenas y tritones, vienen a la mente el grupillo de cotillas que ayudaban a Wendy en “Peter Pan”, o la joven pelirroja que bajo el mar quería ser parte de otro mundo. Los xacios y xacias del Miño, no obstante, son diferentes. Son seres antiguos, ligados a la comarca desde mucho antes de que los primeros habitantes humanos la horadasen con sus vallas y torres.

Los relatos que se cuentan sobre estas criaturas huelen a sangre y a miedo. Como el cuento de Isabel, una niña que se hizo amiga de una xacia. La sirena le regalaba granos de trigo sarraceno que, al alejarse del agua, se convertían en pepitas de oro. Como única condición, le pidió a la pequeña que guardase su secreto, cosa que no hizo. Al enterarse, la xacia la mató, dando origen a una rima popular en la zona: “Sabeliña, Sabelón, fretida está en aceitón”.

Otra historia habla de cómo los xacios de Terra de Miño acostumbraban a abandonar sus pozas bajo una forma humana para seducir a las muchachas que volvían de la fiesta de San Juan. Según dicen, no obstante, si uno les acusa de ser hombres-pez, pierden su disfraz -hay quien lo describe como un lagarto mudando de piel- y se muestran en su escamosa desnudez.

No obstante, la leyenda más famosa relacionada con una xacia sea -cerrando el círculo- la que dejó registrada el citado párroco de Vilar de Ortelle. Este cura, de nombre Ramón Castro, recogió la historia de un pescador de Marce que un día, buscando peces en el Miño, se encontró con una bella xacia, tomando el sol en la orilla. Las gotas resbalaban lentamente sobre su piel brillante, el sol calentaba su espalda, surcada de aletas.

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El pescador quedó prendado de ella, y la sirena -insatisfecha con su condición- vio una oportunidad de escapar del río. “Bautízame, te lo pido: si lo haces, me convertiré en humana y me casaré contigo”, le suplicó. Así lo hicieron, se casaron y tuvieron hijos… pero la historia pronto adquiere un cariz más oscuro.

Los niños y niñas nacidos en el seno de esta familia mostraban una conducta extraña. Se sentían misteriosamente atraídos por el agua, y se sumergían en todo riachuelo o poza que encontraban. Harto, su padre les reprendió, en un ataque de ira: “¡Marchaos, hijos de una xacia!”, gritó, pero su mujer escuchó el exabrupto y -asustada- salió corriendo hacia el río, abandonándole.

El pescador, consciente de lo que había provocado, se apresuró en ir tras ella. Llegó al río en la falda del castro de Marce, y lo que allí vio le dejó sin respiración. El agua, normalmente transparente, estaba teñida de rojo. El olor a sangre llenó su nariz, y le pareció ver salpicaduras, como de grandes peces huyendo del lugar. Entonces vio el cadáver de su mujer, asesinada por su tribu debido a que había cometido la traición más grande: una xacia que se había bautizado y había abandonado el Miño.


FUENTES // Para escribir esta leyenda, nos hemos basado en el libro “Reseña histórico-descritiva de la parroquia de Vilar de Ortelle y su comarca" de Ramón Castro; en la publicación “A sociedade campesiña na mitoloxía popular gallega”, de Buenaventura Aparicio, y en el trabajo “A lenda melusínica no folclore galego”, de Marcial Tenreiro.

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