La Policía nacional escudriña en Ourense el coche del triple crimen de Burgos

Busca pruebas, con nuevas técnicas forenses, para hallar similitudes en la escena de los asesinatos

El triple crimen de Burgos sigue sin esclarecerse 17 años después de su ejecución en 2004. Tres víctimas brutalmente asesinadas, dos presuntos autores y muchas pistas inconclusas.  El caso se acerca a su fecha de prescripción mientras se abren nuevos capítulos en la sangrienta historia: la Policía Científica de Ourense realizó este jueves diligencias sobre el coche familiar, un Audi A6 perteneciente al patriarca que su hijo mayor heredó y utilizaba a menudo (aunque le fue requisado hace 14 años, cuando pasó a ubicarse en la Comisaría). Las técnicas forenses evolucionaron y ahora será posible contrastarlas con otras halladas en el escenario del crimen. El análisis de pelos, restos o cualquier tipo de pista podría ser ahora clave para situar al autor de los hechos en la vivienda de la calle Ordoño (Burgos) donde ocurrieron los hechos. 

OURENSE 29/07/2021. La reapertura del conocido como

El 7 de junio de 2004, la verinense Julia dos Ramos (47 años), su marido Salvador Barrio (53) y el hijo menor de ambos, de 12 años, fueron hallados en su domicilio cosidos a cuchilladas. Solo un miembro se salvó y durante años se convirtió en el principal sospechoso del caso: Rodrigo Barrio, el primogénito. En el momento tenía 16 años. Pese a que por aquellos tiempos el menor estaba en una residencia de estudiantes de la ciudad, la Policía sospecha que pudo haberse transportado hasta Burgos -la jueza de Menores de Burgos valoró cuando se sobreseyó el caso (2010) que no era imposible aunque sí improbable- y una vez allí, en la provincia castellana, habría asesinado a su familia. También entraron en debate otros cabos sueltos: junto a los cadáveres apareció una huella de sangre de la talla 42 y en la azotea varios cigarros, pero no de la marca Chesterfield que fumaba Rodrigo Barrio. 

La mejor baza de la Policía Nacional, sobre la que orbitó el caso hasta que se archivó el expediente del hijo mayor, eran las llaves del coche familiar. Tras el asesinato, el coche apareció en el garaje del edificio. Quedó demostrado que hasta allí lo condujo Salvador. Sin embargo, no había ni rastro de las llaves en el edificio, por lo que se intuye que quien cometió el crimen se llevó consigo las mismas. Posteriormente, apareció uno de los juegos en Bureba, el pueblo burgalés de la familia paterna y fueron entregadas al letrado que representa a la familia. Con el paso del tiempo, la Policía de Madrid se dio cuenta de que Rodrigo podría manejar dos juegos de llaves, dado que el personal que vendió el vehículo afirmó que había sido entregado un par. Cuando se detuvo al primogénito, la casa Audi emitió un nuevo informe en el que dijo que se habían expendido hasta cuatro llaves. Un último informe con el que la posesión del segundo juego de llaves por parte de Rodrigo deja de ser una prueba directa.

La otra opción: Ángel Ruiz

Hasta el momento, Ángel Ruiz, estuvo bajo el punto de mira policial. Ahora está en prisión por un asesinato que cometió en 2014, en el que atropelló a una mujer con la que tenía mala relación. Precisamente su enemistad con la familia Barrio fue uno de los motivos que lo situó como posible autor de los hechos. Además, tras el entierro, realizó pintadas ofensivas (“cerdo, cabrón, hijo de puta”) en el panteón donde Salvador  fue enterrado. Los investigadores creen que Ruiz odiaba a Salvador Barrio dado que fueron varios los desencuentros entre ambos. Además, entre los cuchillos intervenidos a Ruiz apareció uno de hoja bicortante, un filo que, según los forenses, podría encajar con muchas de las lesiones en forma de ojal de los cadáveres. 

Por lo pronto, el caso lleva tres años bajo secreto de sumario y se desconoce si las investigaciones están orientadas a Rodrigo Barrio, a Ángel Ruiz o quizá a un nuevo sospechoso.

La familia materna insiste en la culpabilidad del hijo mayor

Adolfo Taboada, el abogado de los cuatro tíos maternos de Rodrigo Barrio -la acusación particular-, sostiene que el primogénito es quién asesinó a su familia. “La familia a la que represento es la que acogió a Rodrigo tras los hechos y, pese a ello, en su momento decidieron posicionarse contra él, al ver la cantidad de contradicciones, mentiras, pruebas e indicios que se habían presentado contra esta persona”, afirma. Para el letrado, esta postura “no es una casualidad, sino que cuando la familia comenzó a hacer preguntas a Rodrigo, este se alejó y no dio explicaciones. Nos miente, no nos dice las cosas”, señala. 

Entre otras “mentiras” apunta al episodio de las llaves del coche, cuando el joven afirmó que las había entregado y más tarde se descubrió que no fue así, o a la desaparición de un anillo que supuestamente llevaba puesto su madre el día que fue asesinada: “No tenemos un vídeo en el que se vea como se lleva un anillo tras las cuchilladas, pero desapareció de la escena del crimen y finalmente apareció en posesión de Rodrigo, en una caja que tenía en su casa”, relata. 

Con todo, aunque desconoce los motivos de la inspección ocular, indica que “la Policía de Ourense pide desde hace años que se quite ese coche de ahí y no sé si esta diligencia estará más encaminada a eso que a obtener algún tipo de prueba”, conjetura.

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