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ECONOMÍA
Ha pasado de ser un oficio tradicional a uno de los principales motores de la economía de O Carballiño. Las pulpeiras de Arcos mueven más de 500 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, con un relevo generacional asegurado y despachan cada año más de un millón de kilos de pulpo, una cifra que en muchas campañas supera la cantidad capturada en la comunidad gallega. La clave de su éxito se basa en la destreza con la que trabajan y en la selección de la materia prima procedente de los tres mejores caladeros del mundo: Banco Canario-Sahariano, Isla Cristina y Galicia.
Alrededor de cincuenta familias desarrollan una actividad de la que hay constancia documental que la vincula a esa parroquia del municipio de O Carballiño desde 1752. En 2008 se creó la asociación Pulpeiras de O Carballiño y en 2011 se patentó la marca registrada “Pulpeiras de Arcos do Carballiño”. Roberto Pereira es el actual presidente de la asociación bajo la que se agrupan 28 familias de pulpeiras. No hay fronteras para su trabajo que se mueve a diario por toda Galicia y que ha extendido su ámbito de actuación al resto de España y del mundo. El perfil de la pulpeira de Arcos es en realidad el de una familia o una empresa familiar en la que persiste la jerarquía matriarcal. El tipo de estructura empresarial varía según los casos desde autónomos y comunidades de bienes hasta figuras con personalidad jurídica como las sociedades limitadas. Si atendemos al tamaño, en todas ellas estamos ante pequeñas empresas, con un rango de trabajadores que va de 3 a 10, un personal que siempre está integrado por miembros de la misma familia, aunque en períodos puntuales y dependiendo del alcance de la actividad que se desarrolle, se amplía con la contratación de personal de apoyo como camareros.
Se trata de una actividad que se desarrolla a lo largo de todo el año, aunque el período de más movimiento se produce entre los meses de abril y septiembre y con una gran movilidad. “Nos movemos todos por toda Galicia, muchos por buena parte de España y también hay familias que acuden a organizar eventos por Europa, principalmente Suiza y Alemania, y el resto del mundo, sobre todo a la América de habla hispana, como Argentina, México, Panamá… Paco Gómez incluso realizó un tour con showcooking con pulpo por Estados Unidos, en Chicago y Los Ángeles. Hoy día nos movemos por todo el mundo. Vamos allá donde nos llamen, si resulta rentable”, afirma Pereira.
Tal vez ese carácter itinerante fue el que marcó el gran dinamismo de un oficio que se encuentra en constante evolución y que ha llevado a algunos de los integrantes de este colectivo a diversificar su actividad. Desde la apertura de establecimientos en locales estables, como Fuchela en O Carballiño y A Feira en Ourense, a la ampliación de la oferta con los servicios de catering. “Es una manera de diversificar”, explica el presidente de la asociación. “Desde aperitivos para bodas a servicios de catering para empresas y, en general para todo tipo de eventos”, añade.
Cada año este colectivo maneja alrededor de un millón de kilos de pulpo, lo que da una media de 20.000 kilos por pulpeira. Las capturas de pulpo gallego no alcanzan a cubrir esa demanda y mucho menos del tamaño que utilizan, el T3 (2-3 kilos). “En nuestro colectivo nos manejamos, fundamentalmente, con tres procedencias: Marruecos, Isla Cristina y Galicia. Los tres son muy buenos. El gallego y el andaluz son muy parecidos pero el marroquí asegura un tamaño estándar y una calidad final muy buena”, sostiene Pereira.
El precio no es un factor de elección, ya que el marroquí es más caro que el gallego. Los precios se han disparado desde 2010 por el crecimiento de la demanda. “Hemos llegado a pagar a 21 euros el kilo, una cifra astronómica. Ahora ha bajado un poco y está a poco más de 17, pero sigue siendo un precio muy elevado”. Roberto Pereira achaca parte de esa subida a la especulación por la entrada de los fondos de inversión en la intermediación: “Compran la carga completa de un barco y luego negocian con los precios”. Las pulpeiras se abastecen de cinco proveedores, algunos locales, surgidos del tirón de esta actividad. En el pasado hubo un proyecto de crear un almacén propio pero no prosperó.
Roberto Pereira, presidente de la asociación Pulpeiras de O Carballiño, explica que pulpeiras y pulpeiros de Arcos do Carballiño no tienen miedo a la competencia. “A nosotros nos avala una historia que arranca en 1752 y la sabiduría heredada de generación en generación, tanto seleccionando la materia prima como a la hora de realizar la cocción o incluso la preparación de una ración, siempre con ingredientes de primerísima calidad, el pulpo, el aceite, el pimentón o la sal”, asegura. “Pero lo que verdaderamente nos preocupa es el fraude, el intrusismo de personas que salen por Galicia adelante presentándose como pulpeiros de O Carballiño cuando ni son de O Carballiño ni tienen nada que ver con nosotros. Incluso hay alguno que anuncia pulpo de O Carballiño y pan de Cea y ni lo uno ni lo otro”, añade.
Contra esa competencia desleal, la asociación ha creado una marca registrada. “No solo llevamos una marca propia. Tenemos nuestro logo y una imagen común, que se visibiliza en nuestras carpas y nuestras furgonetas. No estamos en contra de la competencia, pero sí de la usurpación del prestigio fruto del esfuerzo labrado durante generaciones por nuestras familias”, apunta Roberto Pereira. “Además, respondemos por un servicio de calidad y que en materia sanitaria se han cumplido escrupulosamente todos los requisitos exigidos por la legislación vigente. El público confía en nosotros por eso”, concluye el presidente de la asociación carballinesa.
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