La amistad en la política

Se vulgariza este término tan sagrado, puro y desinteresado que se fomenta con el trato íntimo. Al igual que el cariño, la amistad se hace con el roce.

A menudo, en política, se confunde con la utilidad, el rendimiento y la capacidad de captar votos para la organización, donde priman los intereses del partido sobre los personales.

No interesa la vida personal, privada o íntima de nadie. Solo los afiliados o los votos que puedan conseguir.

El líder de un partido político, o de un gobierno, sea éste del ámbito que sea, está a otras cosas distintas a las intimidades de los miembros del grupo. Únicamente busca, en sus colaboradores más cercanos, lealtad, rendimiento y rentabilidad política.

Consciente de que existen intrigas e intereses personales entre sus miembros, entre los cuáles puede haber desde topos a trepas, desde ambiciosos a acomplejados que se refugian en el calor del partido para vencer sus carencias y sentirse endiosados, escondiendo sus miserias. Otros no dudan en descabezar al partido, en su ámbito, para promocionarse en el organigrama de su formación.

Es muy complejo acertar entre tanto variopinto aspirante, pues muchos de ellos se enmascaran, como buenos actores, para aparentar ser, lo que no son.

Por ello se debe comprender -no aceptar -, que en ciertos niveles de la política aparezcan algunos individuos indignos, no merecedores de confianza.

Si hacemos memoria podemos comprobar que en casi todos los partidos y, en casi todos los gobiernos, sean éstos del nivel que sean, aparecen personajes de baja catadura que cuando tocan poder, afloran su verdadero ser. Incluso algún presidente autónomico admite “la erótica del poder...”.

La mayoría de los ciudadanos podrían poner algún ejemplo en su entorno más próximo.

Por ello todos deberían ser más cautos y humildes a la hora del reproche, erradicando la cronicidad de anteponer los intereses de partido y los personales, al de los ciudadanos.

Si se utiliza el “tú más”, significa reconocer que “tú también”. Por cierto... ¿dónde están todos aquellos numerosos y grandes amigos de P. Casado, A. Rivera, etc.?

Todo el mundo sabe que la amistad, ese término tan manoseado en la política, al igual que en los negocios, no existe.

Francisco Domínguez Martínez (Ourense)