A mi madre...

Eres la fuerza silenciosa que sostiene mi mundo, el corazón que me enseña a amar sin condiciones.

Eres el refugio donde encuentro calma, el escudo que protege mi esencia y la luz que ilumina los caminos oscuros.

En tus brazos se enciende la paz, en tu mirada nace la certeza y en cada gesto tuyo florece la esperanza.

“Una madre no solo da la vida, nos entrega fortaleza, nos enseña la verdad más profunda… que el amor más puro es aquel que se da sin medida.”

Por eso… tu abrazo es refugio, tu voz es conciencia, tu corazón es hogar…

Tu presencia es el tesoro más valioso que me recuerda que no hay nada que brille más…

“Una madre vive en nosotros, en lo que somos… y su mirada es ese faro que nos guía incluso cuando no está.”

Cada gesto tuyo deja un surco que ninguna distancia, ni tiempo, ni silencio puede borrar.

José Manuel Varela Mosquera

(Ourense)