EE.UU. quiere acabar "rápido" la guerra en Ucrania para impedir que se expanda hacia la UE

guerra en Ucrania

Con el objetivo de "ayudar a Europa a corregir su trayectoria actual", considera que el ascenso de la ultraderecha nacionalista "es, sin duda, motivo de gran optimismo"

Trump y Putin se saludan en la última cumbre de Alaska.
Trump y Putin se saludan en la última cumbre de Alaska.

La administración Trump observa con preocupación el deterioro de las relaciones de Europa con Rusia. A su juicio, solo "una importante participación diplomática" de Estados Unidos podrá dotar al "continente euroasiático" de estabilidad, con la vista puesta en los "riesgos" derivados de una escalada de tensión que derive en "un conflicto" entre el país liderado por Putin y la UE.

Y, para aliviar esa tensión, la primera estrategia de seguridad nacional que presenta el gobierno dirigido por Donald Trump en este segundo mandato receta "un cese rápido de las hostilidades en Ucrania" que mitigue la posibilidad de que la guerra se expanda por el viejo continente. Sin profundizar en cómo lograr ese "rápido" armisticio, pues la Casa Blanca apenas dedica dos folios y medio al contexto europeo, sí hace hincapié en la necesidad de restablecer la "estabilidad estratégica" con Rusia y de facilitar la reconstrucción del país presidido por Zelenski "para posibilitar su supervivencia como un Estado viable".

Con todo, a lo que más espacio dedica el documento dado a conocer hoy es a la posibilidad de que la civilización europea desaparezca como tal: "si las tendencias actuales continúan, el continente europeo será irreconocible en veinte años o menos". Esta rotundidad en su análisis se fundamenta en que, a juicio de los norteamericanos, la UE y "otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía" de los Estados están llevando a cabo "políticas migratorias que crean conflictos" al tiempo que "censuran la libertad de expresión" y "suprimen la oposición política". "Queremos que Europa siga siendo europea", enuncia un texto en el que no se oculta el temor de fondo de Estados Unidos de que los europeos no continúen siendo en el futuro "aliados fiables", pues "el comercio trasatlántico sigue siendo uno de los pilares de la economía global y de la prosperidad estadounidense".

En este punto, el gobierno Trump reclama a la UE que "abandone su fallido enfoque en la asfixia regulatoria", a la vista de que el continente ha ido perdiendo participación en el PIB mundial -del 25% en 1990 al 14% en la actualidad-, "en parte debido a regulaciones nacionales y transnacionales que socavan la creatividad y la laboriosidad".

"Optimismo" ante el ascenso de la ultraderecha nacionalista

Por cuanto el clima político, el gobierno norteamericano señala, sin explicitar a cuál se refiere, que hay países europeos que "pisotean los principios básicos de la democracia para reprimir a la oposición" y, parafraseando el lema de Trump, expresa su deseo de colaborar con "países alineados que deseen restaurar su antigua grandeza".

Donald Trump con Viktor Orbán
Donald Trump con Viktor Orbán

"Estados Unidos anima a sus aliados políticos en Europa a promover este resurgimiento del espíritu, y la creciente influencia de los partidos patrióticos europeos es, sin duda, motivo de gran optimismo", añade, antes de concretar que su objetivo pasa por "ayudar a Europa a corregir su trayectoria actual". Por eso Washington se marca entre sus metas para el continente "cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa".

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