Arturo Maneiro
PUNTADAS CON HILO
El Prestige del Gobierno sanchista
Por vez primera se han abierto las puertas de la Moncloa a los representantes de Bildu y, a pesar de un profundo desagrado ante esta foto que me produce repelucos, supongo que es necesario reconocer que se trata de una situación que habría de producirse tarde o temprano y que el impacto de la visita y su significado perecen inevitablemente ante la necesaria normalización de la vida política del país uno de cuyos preceptos es el de ofrecer a Bildu el tratamiento que le corresponde como partido que es y que cumple todas las condiciones exigidas para serlo. Bildu es, en efecto, un partido político como otro cualquiera, y por tanto le asiste el derecho constitucional de visitar al primer ministro en su residencia y recibir las explicaciones correspondientes en los asuntos parlamentarios que se debaten. En este caso, Pedro Sánchez deseaba entrevistarse con los líderes de las formaciones políticas presentes en el Hemiciclo para explicarles por qué desea elevar el techo del gasto en Defensa y por qué quiere solicitar su aprobación para llevar a cabo este movimiento. A partir de ahí, el presidente del Gobierno decidirá cómo obtiene el respaldo suficiente para cumplir su deseo y los hay que sospechan que cuando menos debate mejor y no había más que escuchar a Patxi López para comprender que el partido mayoritario está buscando ansiosamente un subterfugio que le permita prescindir del Congreso en la toma de decisión. Si va a sede parlamentaria se va a encontrar con la negativa escalonada de todos los partidos que respaldan su presencia en la Moncloa, y es posible que no tenga más remedio que echar mano del primer partido de la oposición para cumplir el mandamiento que predica la Comisión Europea, escenario que el PSOE no desea ver ni en pintura. Se admiten propuestas para orillar semejante trago.
Lo más cómico de esta escena en la que Mertxe Aizpurúa saluda a Pedro Sánchez antes de traspasar el umbral de la residencia destinada al primer ministro del gobierno y familia, es el esperpéntico discurso al que ha apelado el partido vasco para negarle el voto a Sánchez. Un discurso inspirado en el diálogo, el amor fratetrnal y el pacifismo. Recordando las raíces de Bildu, esta prédica parece, como poco, una tomadura de pelo. Pero es mucho peor que eso, a poco que la memoria se abra paso.
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