Boscosas laderas al Arnoia

DEAMBULANDO

Paisajes como este son frecuentes  en nuestras carballeiras.
Paisajes como este son frecuentes en nuestras carballeiras.

De ambulante a pedales y de más reposo de ellos que de demanda de físico esfuerzo, me hallo como de improvisado transeúnte por las faldas que desde el San Vitoiro y su monte Castrelo, se caen al siempre fluente río Arnoia, del que acaso no se recuerde sequía alguna de este río al que, antaño, viajamos allá por sus nacientes en las faldas occidentales de la sierra e San Mamede, que arrancan de la aldea de Rebordechao desde donde incursionamos hasta sus fuentes un festivo Alberte Oro, un entusiasta Alfonso García, y otros dos de cuyo nombre por más que la memoria se esfuerce siento no recordarme, acaso porque menos trato con ellos tuve. Estos entusiastas del río que pasa por su nativo Allariz querían saber desde dónde manaban sus fuentes para rendir como homenaje a ese mágico a modo de acuático dios o ninfa de las aguas. Y héteme aquí que si no pisamos exactamente las fuentes, si a la vista la ladera próxima, el llamado Col o collado de As Canadas a modo de receptáculo primario de sus aguas. Al retorno, cual orellanas amazónicos, fuimos a celebrarlo con un buen llantar en Vilar de Barrio por ser el municipio donde se origina, y creo que en este caso, más por su buena cocina.

Volviendo a la suave ladera, por tierras de Forxás, la de Viñas, un auténtico robledal, como sustitutivo del viñedo que fue, del que sobresalen algunos pinares, entraríamos por Proente, parroquia a Santo André consagrada, a través de las tantas pistas que la concentración parcelaria fue abriendo para la distribución de tierras permutadas que permanecen muy usadas las pistas que no sirven tanto para provecho de unas fincas que incultas permanecen; de ahí el extenso bosque que se ha multiplicado por esta vertiente de As Lobaceiras, que a Rubillós da, cuando pasamos de soslayo por las aldeas aun habitadas de Soutelo, Loureiro, Souto, Piñeiro, Cantón o Aviñoá que conforman el área como Froxás de Viñas, de la que pocas vides permanecen y si la que en mapas se lee como capela do Rosario que más iglesia de porte es, cuando al lado, la Carballa do Souto, centenario ejemplar donde un par de pétreos bancos invitan al reposo, y castaños, los justos, cual islotes en un mar de robles carballos. Taín aparece después de algún cruce de pistas y me recuerda la primera camiñada de Allariz, de 50 km. que pasaba por acá rumbo a Celanova donde buenas empanadas nos esperaban; a Pousa, más arriba, posada sería o reposo para los que venían de ladera opuesta del Arnoia, y As Bouzas, por encima, me traen a la memoria a los amigos Quico, Moncho y Nando Bouzas, que acaso de acá procedieran o imagino que así pudo ser. 

Dos ocasionales vecinos que no olvidan su raíces, cuales, Julio Outeiriño y Amadeo R.Piñeiro, a los que raramente veo, que podían invitarte hasta a un licor café que no bebo o a un agua que sí

Atravieso la carretera Allariz-Celanova y me hallo, siguiendo la estela de tantas térreas pistas, en la zona de A Devesa, tomo una vía a derecha que me lleva a San Mamede de Urrós desde donde a Casnadaguia, que podría interpretarse como canes del águila o algo así en libérrima traducción, un ligero repecho para hallarme en O Castro, por ser la cima, y desde allí por amena pista de fácil tránsito a San Vitoirio, aldea que forman varios núcleos: Conde y Cruces, cuando la parroquia se anuncia como San Vitoiro da Mezquita, que de allí como casi legua dista, más aquella consagrada a San Pedro, y de notabilísimo románico popular, donde dos ocasionales vecinos que no olvidan su raíces, cuales, Julio Outeiriño y Amadeo R.Piñeiro, a los que raramente veo, que podían invitarte hasta a un licor café que no bebo o a un agua que sí, que casi siempre renovaba en la fuente de la plaza central de la aldea que tuvo una torre o Castelo de los Braganza, de la que restos se conservan.

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