La casilla sola

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Vivir solo no es lo mismo que estar solo ni estar solo es igual a sentirse solo y menos estar dispuesto a reconocerlo. La Xunta calcula que el 21% de las personas mayores de 65 años en Galicia se acuesta sin tener a quien dar las buenas noches. Una faena o un alivio, según manera de ser y estado de las bisagras. El presidente Alfonso Rueda anunció ayer tras la reunión semanal del Consello de la Xunta un plan de refuerzo contra la soledad no deseada, “un dos desafíos sociais do noso tempo, dotado de 145 millones de euros e actuará en diferentes eidos: a detección, a sensibilización, a prevención e a intervención”.

El tema es muy vendible en el escaparate informativo, también resbaladizo como las buenas intenciones. Hay que elaborar un censo para llegar a la población que no está ya bajo el radar de los servicios sociales, los que prefieren no manifestar el escozor de la soledad, como los pobres vergonzantes se llevan la comida para que la mala racha no quede a la vista en el comedor social. Los dos casos suelen compartir rellano.

La conselleira de Política Social, Fabiola García, anunció un protocolo que fijará “un sistema de alarmas que identifiquen casos concretos”. El censo comenzará por el Servizo de Axuda no Fogar, cuesta abajo en la detección, como el programa piloto con la Cruz Roja en las próximas semanas “co seguimento de mil persoas maiores de 65 anos”.

El aburrimiento y la soledad no generan dinero

Para cribar la soledad que no se pueden pagar el café en el bar o asistencia en el parque de la que prefiere sentarse a solas porque el ser humano le ha dejado de resultar interesante, la Xunta activará redes de apoyo local y comunitario. “Estarán formadas por comercios de barrio, bares e cafeterías, farmacias, carteiros, centros parroquiais e asociacións veciñais que contarán cun distintivo e darán a voz de alarma en caso de que identifique sinais preocupantes”. Lo que se venía haciendo pero con un coordinador que facilite desde cafés grupales hasta adopciones de mascotas y, en el último punto del plan, viviendas compartidas. Quizá se acabase antes preguntando a los mayores de 65 años si no soporta la soledad y quiere que la Xunta se ocupe de su ocio –hay planes de viaje en el plan– o no traga a la peña. El aburrimiento y la soledad no generan dinero.

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