El cobre, metal precioso

Publicado: 19 may 2025 - 04:30

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La tarde y noche del primer domingo de mayo quedará grabada en las meninges de muchos pasajeros del tren, por mor de un nuevo episodio negativo -¿y van?- en la red ferroviaria; el AVE que cubría el trayecto entre Madrid y Andalucía de detuvo, llegando a su destino lejos de la hora prevista, con el malestar, incertidumbre y miedo que ello generó. Y comenta Neme, que aún en el recuerdo el gran apagón de una semana antes, a muchos de los viajeros les entró no sólo preocupación sino pánico. Bien es verdad que, en tales circunstancias, siempre hay quien echa mano del aforismo: Para tiempos de emergencia orden, serenidad y buen humor. Aunque el dicho hasta resulta de mal gusto para quienes se encuentran inesperadamente atrapadas sin saber qué sucede.

Habiéndose descubierto que la paralización del tren fue motivada por el robo de cables de cobre, días después de ese incidente, La Región escribe: El cobre, precioso en la industria y preciado por las mafias. Sí, el cobre como metal de la electrificación, es preciado y necesario por la industria y también por las mafias. Y en esta ocasión fue la sustracción de 150 metros de cable, valorados en 300 euros, los que tuvieron la culpa. Nunca algo tampoco valorado es tan preciado y necesario. Qué mala suerte la del ministro del ramo Óscar Puente, que queriendo estar diligente sobre la etiología del problema espetó súbito: ¡Sabotaje! Fue un robo por delincuentes comunes. Realmente son tantos y numerosos los incidentes en la red ferroviaria en España -qué ourensano que utilice el tren no lo ha padecido- en los últimos tiempos que, ante tan mala suerte, se hace necesario adiestrar y avisar al Ministro Marlaska para poner orden entre los ladrones de cobre. No solo que bautice de “puto amo” a Sánchez.

Siendo niño, veía como en casa, y también entre los vecinos, hablar maravillas del cobre, concretamente “do sulfato”, que venía siendo el sulfato de cobre. Un año llegaba con “cinco mans de sulfato” pero algún otro, y según determinadas circunstancias, se quejaban de “este ano hai que dar seis mans de sulfato, porque hai moito mildéu”. Uno sentía curiosidad a la hora de preparar ese sulfato, y después en cómo se sulfataba. Y es que el sulfato de cobre ha tenido su empleo más extenso en agricultura. Ya en el S.XVIII se sabía de los granos de semillas empapados con una solución de sulfato de cobre por carácter funguicida…

Existe la expresión “cobre batido”, que es una alusión a las impresiones que en el encéfalo en desarrollo genera en los huesos de la bóveda craneal. Por lo que, claro está, no es lo mismo que “batirse el cobre”, que tiene el significado de trabajar mucho y de disputar con mucho acaloramiento. Y a propósito de estas acepciones, he encontrado literatura en la que Sebastián Covarrubias, en su “Tesoro de la Lengua Castellana”, escribe: “Batir el cobre es hacer mucho ruido y trabajar con solicitud en algún negocio”. Pues ruido hubo y hay si roban el cobre.

Lo que le faltaba al Ministro responsable ferroviario, Óscar Puente, que teniendo que ver con el buen funcionamiento del tren…, es precisamente el cobre, no el “cobre batido”, pero sí a la manera de “batirse el cobre”, que de tanto hacerlo y soñar con el cobre, continuamos viviendo en un sin vivir cada vez que cogemos el tren. En la civilización griega, en época de Hipócrates, se prescribía sulfato de cobre para enfermedades pulmonares; ya, en el S.XVIII, se usaba en el mundo occidental para el tratamiento de trastornos mentales. Aquí, tal como está la salud mental, quién no nos dice que tendremos que retroceder en el tiempo si es que no nos roban todo el cobre. ¡Señor Ministro! Hay que batirse el cobre, no queda otra. Y antes de que nos roben metal tan precioso y preciado.

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